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Espacio de estudio e intercambio

martes, 16 de diciembre de 2014

LOS SEPTENIOS EN LA BIOGRAFÍA HUMANA



Lic. Inés Iturralde

La Ciencia del Yo De lo visible a lo Invisible por Valentin Fernandez Vidal

                                                                                                    
Presentación
(Por Valentín Fernandez Vidal)
Cada ser humano, al lado de lo que podríamos llamar su “hombre rutinario”, lleva en su interior un ser superior, que permanece oculto hasta que puede ser despertado; mas solamente uno mismo puede despertar ese ser superior dentro de sí.
Rudolf Steiner

El ser humano actual se encuentra en una encrucijada derivada de no saber plantear correctamente la pregunta sobre sí mismo, considerándose como un objeto más del mundo, con unas facultades limitadas y cerradas a su interioridad como yo. El mundo aparece frente al hombre ordinario como un hecho separado, acabado e independiente de él.
Pero en este hombre rutinario, cerrado en su pensar y sentir, duermen las fuerzas que explican su ser autentico, la fuente de sus facultades y su íntima relación con el universo. Este Yo verdadero puede ser despertado en un camino de conocimiento que nos conduce del mundo visible a su verdadero origen. El tiempo otoñal es una época propicia para intensificar este camino de desarrollo.

1. Yo soy consciente (autoconsciente)
Hay frases de todos los días, frases sencillas que nos pueden poner – si hacemos una reflexión seria sobre ellas – en la pista de misterios esenciales. Una frase muy habitual que es respuesta a un gran número de cuestiones es “yo soy”, seguido de algún predicado. En algunos casos, solamente el sujeto y el verbo.
Les formulo una sencilla pregunta: ¿qué queremos decir con “yo soy”? ¿Qué quiero indicar con esta frase de respuesta habitual en la que me señalo a mí mismo en cuanto cuerpo físico?
Tras una primera reflexión, podemos comenzar con la palabra yo y, sin entrar (todavía) en profundidades, me señalo con la mano a mí mismo, mi cuerpo y digo: yo. Así que, sin tratar de ser exhaustivo ante una cuestión tan singular, asumo que, de alguna manera “yo” está en mi cuerpo físico, aunque no olvido que existen cualidades de otro orden que el físico.
Podemos decir “yo” porque tenemos conciencia o, para ser exactos, autoconciencia, es decir conciencia de nosotros mismos. No lo puede decir una animal ni nadie lo puede decir por otro. Se puede decir que el ser humano lo es gracias a la autoconciencia.
Volviendo al tema de nuestra pregunta original, obviamente, quien responde, lo dice por cuenta de una consciencia. Una consciencia interroga y otra responde. Sólo un ser consciente, autoconsciente, puede realizar el enunciado “yo soy” y para ser exactos, nadie puede enunciarlo por él.
No podemos decir qué es la conciencia, pero cada uno puede sentirla y sabe perfectamente de qué hablamos.
Podemos encontrar en ella diferentes contenidos: pensamientos, sentimientos, antipatías, recuerdos, etc., pero no podemos encontrar “nada”, es decir, no podemos encontrar el vacío, por así decirlo. No existe – en condiciones normales –una conciencia “vacía”, un recipiente dispuesto a llenarse con algo que llegue de fuera.
Este punto es importante pues una característica de la conciencia es que en ella encontramos contenidos creados por facultades de las que no conocemos mucho, excepto sus resultados. La conciencia parece desarrollar un papel similar a un escenario donde, de pronto, aparecen sus actores, los objetos, las cosas.
Una función primordial de la conciencia y que tampoco podemos definir es la atención. ¡Pon atención!, decimos imperiosamente al niño o al estudiante cuando explicamos algo o queremos que ejecute algo bien, sabedores de que no es suficiente con que sus ojos estén fijos y sus oídos abiertos. Sin atención, los órganos de percepción no sirven, aunque todos los procesos orgánicos de naturaleza físico – química transcurran con normalidad y el cerebro haya tenido, necesariamente, que recibir los contenidos. No queda constancia ni memoria de ellos si no ha habido atención.
En realidad, para que cualquier cosa pase por nuestra conciencia, es decir, se incorpore a nuestro acervo de conocimientos, sentimientos, etc., tiene que haber pasado por el foco de esa actividad indefinible que es la atención. No hay nada más cercano a nosotros que la atención.
Cada vez que nos despertamos del sueño, donde tenemos una conciencia que podríamos asimilar al de vegetal, vienen a nosotros todos nuestros recuerdos, pensamientos, deseos, etc., que constituyen nuestro registro histórico, nuestra memoria personal, biográfica, la que da cuenta de nuestro yo de todos los días. Por ella decimos yo, soy consciente de ser un yo que se puede enunciar a sí mismo, una autoconsciencia. No es así en los animales, donde no existe un yo que pueda hacerse cargo de una conciencia que se activa con estímulos exteriores y que es gestionada por sus instintos (el gato no piensa “¡Qué vida ésta la del gato!” mientras espera que un ratón entre en su campo de percepción).
Las cosas que aparecen lo hacen merced al instrumento de la conciencia, la atención, y en todo adulto, la atención pensante. El mundo aparece en cada uno de nosotros gracias a la atención y sus contenidos que aparecen en la conciencia. Podríamos decir que el mundo consiste en los contenidos – representaciones, imágenes, para ponernos de acuerdo – que aparece en los seres humanos y que además acordamos entre nosotros. Esa es la explicación de la frase de J.W. Goethe:
“El mundo no tiene sentido fuera de la conciencia del hombre”.
Designamos al yo habitual, al yo de todos los días, al yo “epidérmico”, al que parece auto contenido en la piel.
¿Cómo se origina esta autoconciencia? ¿Dónde se ubica? ¿En qué consiste? Tratemos de seguir nuestra reflexión.
Es en torno a los 3 años que el niño comienza a decirse a si mismo yo. Comienzo de la autoconciencia, momento cuasi milagroso en el que se produce la autorreflexión, el nacimiento de un sujeto, de alguien que puede decir yo de sí mismo, de alguien que puede empezar a trazar una línea de continuidad en sus recuerdos, esto es mío, esto me pertenece, me explica, es mi origen. Este momento fundante, este segundo nacimiento pone al sujeto frente al mundo, lo expulsa del paraíso de la indiferenciación, de la fusión con lo otro que lo cubre, está desnudo. Es el nacimiento de la egoidad en sentido amplio, del Yo.
Antes de este momento, no existe pues un sujeto desligado del mundo que pueda tomar a éste como objeto de percepción y atención. Los sentidos están ya ahí, la percepción, el sentir el mundo se produce pero no hay aún un centro que se auto sienta que se auto perciba y se sepa perceptor y sintiente de lo que acude a él. El Hombre es Hombre porque puede sentir y decirse Yo soy Yo. El yo es el núcleo pues de lo humano, lo que diferencia al Hombre de todas las criaturas de la Creación. Es ese yo el que siente, el que percibe, el que piensa y reflexiona, el que es capaz de crear algo nuevo.
El niño pequeño fija su mirada en el mundo que le rodea. Una parte del mundo es su propio organismo, al que contempla como una parte del mundo exterior; por eso se habla de él en tercera o segunda persona hasta que se llega a una determinada edad.
En el mito de Narciso, la cultura griega da cuenta del nacimiento de la conciencia. Recordamos que se refleja en las aguas del lago y queda prendado de su propia imagen
Y esto es verdad, y ahí está el nacimiento de la autoconciencia, pero hay otro aspecto que quisiéramos resaltar. El relato leído en sentido simbólico narra la aparición del yo que se refleja en el mundo, pero se le añade algo que muestra la otra cara, la cara de la constitución de lo que llamamos narcisismo.
Este narcisismo, fundamento de lo que vamos a llamar (con Georg Kühlewind) egoidad, se constituye como la parte de la yoidad humana que mira al mundo y al propio cuerpo y se liga a ellos y solo busca satisfacer los deseos y huir de todo aquello que se muestre como productor de dolor.
El mundo de la egoidad es el mundo cerrado creado por lo pensado, lo sentido, lo querido. Toda percepción está determinada por un concepto ya acuñado, por un sentimiento coagulado, por una repetición de lo deseado. Conectada con el pasado, con lo que ya no es.
La segunda parte de la frase en cuestión es “soy”, un verbo, el ser, que también puede ser un sustantivo de un relieve especial por su dificultad en ser explicado. Pero en nuestra frase es un verbo y lo enunciamos en presente. No decimos “yo era” o “yo seré” sino que es un presente que se extiende por la vida del que es preguntado. Esto indica que pensamos – otra “aportación” de la frase, ya que todo lo que decimos, lo hacemos desde el pensar, una facultad “invisible” (luego volvemos sobre ello) – que nos permite definirnos como “seres”, conscientes de sí, ya que pueden “decirse”.
Somos conscientes de que “somos” en el tiempo, es decir, desplegamos nuestra actividad no sólo en el espacio físico que ocupa nuestro cuerpo, sino que lo hacemos a lo largo de nuestra vida. Mientras vivimos, decimos “somos” o, al menos, mientras somos y tenemos consciencia. Nuestra autoconciencia es la razón de que digamos “somos”.
2. Las facultades de la conciencia. De lo visible a lo invisible.
Lo que hemos denominado yoidad es obviamente el yo de todos los días, aquel en el que nos reconocemos, el portador de nuestra memoria biográfica, el que emite juicios y se siente a sí mismo ligado al cuerpo y a sus placeres y dolores, el sujeto de la autoconciencia. Esta yoidad tiene desde el comienzo una doble faz, la que solo mira al mundo e identificada con él se terrífica y materializa a través del cuerpo propio y de la parte del alma ligada a este y la que es capaz de un desarrollo hacia lo superior y que busca de alguna manera lo espiritual en el mundo y en sí misma4.
El hombre tiene en su conciencia pensamientos, sentimientos, deseos. Son reconocibles a través de su facultad más transparente, el pensar. Sin embargo, no puede descubrir su proceso de aparición. El pensamiento, lo pensado, aparece como por encanto, pero no su proceso y menos la fuente de donde procede, que siempre queda oculta.
En el hombre, a partir del momento en que dice yo, construye su propia muralla de separación y se ve separado del mundo. Va hacia él y trata de entenderlo a través de su pensar. Pero antes debe poner en juego su facultad más primaria, la que le acompaña al infante desde, prácticamente, su nacimiento, la que se expresa en los ojos fijos del niño, la atención 3.
A través de la atención, va hacia el mundo y lo crea en su conciencia, donde actúa el pensar. Nuestra atención, la del adulto actual, es una atención pensante.
La atención, el pensar, la conciencia, son facultades invisibles, inmateriales aunque, como nos atestigua la experiencia de todos los días, reales, podríamos decir más reales que sus producciones, los pensamientos, las imágenes, los conceptos. Algo inmaterial, espiritual diríamos sin ambages en otro tiempo, pero real.
Convendría que nos hiciéramos la siguiente pregunta, para establecer un paralelo que nos permita adentrarnos más en el tema, ¿qué es más real en un artista, sus facultades creadoras, para la música o la pintura por ejemplo o sus realizaciones? ¿la Quinta Sinfonía de Beethoven? ¿Miguel Ángel o la Capilla Sixtina? ¿El artista o la obra?
Tras una vacilación no podemos dudar de que lo que genera algo (y por lo tanto puede generar otras muchas cosas) sea más real que lo creado. En la filosofía ya fue un tema que vino de lejos 5.
No podemos preguntar qué es la atención aunque todos sabemos de ella. Tampoco de la conciencia o del pensar, aunque espero que lo estén utilizando para saber que quiero decir. Lo cierto es que cuando lleguen a un pensamiento - que ocupará por un tiempo conciencia y será idéntico a ella – éste quedará fijado y archivado en la memoria.
Si seguimos el proceso (que por lo demás es igual a cualquier otro cuando queremos resolver un problema o entender algo) vernos que nos hemos fijado atentamente en lo dado, las premisas, reflexionamos, y tras una concentración, más o menos larga pero donde nuestra mente queda “en vacío”, aparece la solución (o el entender).
Algo se ha hecho “visible”, concreto, un pensamiento que explica una relación en el mundo, un sentido, una utilidad, un motivo, una causa. El mundo se ha hecho real, se ha revelado. Una facultad que permanece invisible ha producido – nos damos cuenta porque entra en el ámbito de la conciencia – algo que está en el mundo real.
Ni que decir tiene que todo ha sucedido gracias a la atención. Sin esta facultad, el mundo no existiría para mí, ya que no podría tener percepciones (entendiendo como tales aquellas que no sólo se quedan en procesos físico – químicos, sino que llegan a la conciencia) ni tener un proceso de pensamiento real ya que, como hemos visto, la atención se concentra (a través de un proceso de voluntad) para que el pensar pueda llegar a resultados.
Los signos, como la escritura, si tienen sentido, tienen su razón de ser en significados. La palabra “tiempo” se expresa de muy diversas maneras en diferentes lenguas pero todos los seres humanos nos elevamos a un significado inmaterial, comprensible pero inexplicable. El ser humano se maneja con significados de naturaleza inmaterial (podríamos decir que está “sintonizado”) pero absolutamente presentes en el mundo y que podemos experimentar todos los días y los expresa mediante signos, de naturaleza material.
En el ser humano actual, los signos materiales (los conceptos fijados, las imágenes se mueven en un nivel de conciencia habitual, de pensamientos, sentimientos, juicios), son la representación de nuestra necesidad de “fijar” el mundo en algo “solido” pero no es más que un concepto fijo (que plasmamos en el lenguaje) de lago ilimitado, inmaterial, espiritual, que es su realidad última. Todos ellos fijos, materiales pero que nos retrotraen a sus ideas, inmateriales, de carácter fluido, espiritual, su verdadero origen. Las facultades de nuestro Yo es ahí donde inician su comprensión. El más simple de los objetos diseñado por el hombre, un clip por ejemplo, nos lleva a la idea primera que lo creó.
Una pequeña digresión que viene a cuento. Es curioso que el mundo científico sostenga que cualquier entidad viva, infinitamente compleja, se haya creado sin una idea rectora, sólo por una simple evolución.
Hoy, excepto en lo que concierne al arte donde el signo (música, pintura) nos elevan al nivel inmaterial de los significados, el ser humano vive en medio de signos acabados, cerrados, inteligibles para un pensar intelectualizado y materialista.
El verdadero arte nos ofrece signos de algo que sólo puede ser explicado en un nivel de intuición. Así, recogemos este aforismo del insigne poeta alemán del Romanticismo, Novalis:
“Lo visible es lo invisible hecho misterio”

3. La ciencia del Yo
Ya hemos visto que en hombre actúan facultades que permanecen invisibles y de las cuales sólo son visibles sus producciones: conceptos, imágenes, representaciones, sentimientos.
Esta yoidad humana que se despliega en el mundo puede quedar atrapada por éste y su deseo de sentirse. Es la egoidad narcisista la que se hace cargo del destino del individuo y en este querer “sentirse”, repite compulsivamente, una y otra vez, los deseos ya fijados. La atención y el pensamiento están atrapados y el ego vive inmerso en un universo fijo, conocido y autosintiente.
Sin embargo, hay una parte del alma “que mira hacia arriba”, como nos dice Goethe en su primera parte del Fausto y que es capaz de “disolviendo” las formas que atrapan al hombre, salir de su estrecha egoidad, de su destino prefijado y hacerse cargo de sus facultades, evidenciando así, su fuente espiritual.
Nunca como en estos dos últimos siglos ha buscado el hombre dentro y fuera de sí. Es significativo el final del siglo XIX donde afloran corrientes que buscan en lo invisible la razón de lo visible. Y no sólo en el campo de las humanidades, como pueden ser Fichte, Nietzsche, Freud o Bergson, sino pensadores de las ciencias han llegado a conclusiones que refutan las visiones mecanicistas y materialistas. Einstein, Planck o Schrödinger pueden incluirse en esta lista.
A propósito de estos cambios de los últimos siglos, es ciertamente curioso que en una época donde la evolución y el darwinismo se defienden como una verdad inconmovible, no se aplique esto al hombre más que en lo físico. Pareciera que la mente y el alma humana, hasta donde nos es posible ver, hubieran permanecido en el tiempo, iguales. Así, según esta línea oficial de pensamiento, desde los tiempos históricos datados, la mente del ser humano captaba lo mismo y debía tener el mismo raciocinio.
Sin embargo, la historia de la conciencia humana, por ejemplo tal como es recogida en la historia de la filosofía o de la ciencia nos dice cosas diferentes. Descubrimientos esenciales – por ejemplo el paso del sistema tolemaico al copernicano – exigen seres humanos diferentes en cuanto su pensar. Por decirlo de una manera gráfica, son almas diferentes a lo largo de la historia.
¿Puede el hombre ir de sus ser cotidiano, de su yo habitual a otro fuente de sus facultades superiores? ¿Podemos hacer crecer la autoconciencia? Si existe en nosotros esa intuición debe existir esa posibilidad. Aquí viene a cuento una reflexión sobre la libertad. Existe en nosotros esa idea y poder decir esto es libre o esto no lo es, es que existe esa intuición en nosotros. Si no pudiésemos serlo de ninguna manera, si estuviésemos totalmente determinados como quieren hacernos creer, no podríamos pensar o imaginar la libertad como una persona que viviera en un mundo azul podría saber qué s el color azul. Si sólo existiese el comportamiento determinista no podríamos hacernos la idea de lo que es uno libre.
Existen ejemplos de hombres que, merced a su propio impulso interior y mediante su voluntad han superado pruebas que los han colocado como luces de la Humanidad. Y ha sido un impulso libre, moral, el que los ha llevado ahí.
Por otra parte, las facultades están ahí, podemos en un cierto grado, utilizarlas, así que se trata de ir aumentando esa voluntad de vivir en lo invisible, lo inmaterial, lo espiritual.
Con Rudolf Steiner creemos que la facultad fundamental para el hombre en esta etapa de su evolución es el pensar. El pensar es una actividad espiritual que podemos liberar de su elemento sensorio y verlo en su propia actividad. Hoy día el ser humano está en lo que podemos denominar, época del alma consciente, pues por sus propias fuerzas de consciencia debe construir su sentido de ser, ya que nada puede esperar de fuera.
Que el pensar en el ser humano actualmente está enfermo es difícil dudarlo habida cuenta de las noticias que nos llegan todos los días. El hombre llega a dudar de su propio pensamiento, pero ¿con qué lo hace? Es una duda sobre sí mismo y qué representa en el mundo.
Quizás pensemos que estas son cosas que afectan a los demás pero no a nosotros. Una sencilla prueba nos puede aclarar la situación. Si somos dueños de nosotros mismos, de nuestra “propia casa” no deberíamos tener problemas en fijar nuestra atención, nuestra facultad más cercana y primordial, sobre un clip por ejemplo y mantener nuestro pensamiento en él durante unos minutos. ¿Qué ha ocurrido en al cabo de un tiempo en nuestra conciencia? ¿Preocupaciones inminentes, proyectos de futuro, angustias, quizás odios pasados han ocupado nuestro pensamiento? ¿Qué se ha hecho dueño de nuestro espacio interior a pesar nuestra voluntad decidida? La ciencia del Yo trata de corregir estos defectos en el pensamiento a través de diferentes ejercicios que incrementen la autoconciencia.
No cabe duda de que en nosotros vive algo que, si no tiene el mando total, al menos sí en buena parte de nosotros y, por ende, de nuestro hacer y ser en el mundo y de nuestro destino.
Como ya hemos comentado, tenemos una autoconciencia de todos los días, habitual, que podemos denominar “epidérmica”. Pero existe otra manera de ser, de “ser yo”, en la que podemos enunciar “Yo soy” y soy fuente de facultades, reales, superiores a sus resultados.
Lo que denominamos ciencia del Yo es la que puede permitirnos recorrer el camino desde la egoidad, cerrada en sí misma y repetición constante de pensamientos, conceptos, juicios y percepciones ya coaguladas hacia un lugar donde el ser humano sea cada vez más abierto y su pensamiento fluido y libre, como el resto de sus facultades espirituales. Que no sea el mundo el que le dice como reflejo “eso eres” sino que él, sin necesidad de un reflejo exterior y haciéndose cargo de su propio destino y dueño de sus facultades pueda decir Yo soy.
El ser humano debe ir más allá en esta época (alma consciente) de quedarse sólo con los atributos que le da el mundo desde que nace. Muchas de las enfermedades se originan en la convicción de que podemos encontrar significado o sentido en el mundo y que se nos dará algo desde fuera, sin nuestra propia actuación y esfuerzo. Es el ser humano mismo quien debe crear el significado de su vida. El verdadero yo no está dado, no está dado sino mediante nuestro trabajo.
La obra de Rudolf Steiner, La Filosofía de la Libertad, es una guía en esta época que hemos denominado del alma consciente. Nos señala un trabajo para esta etapa donde el hombre alcanza un nivel de autoconsciencia que le permite transcender su pensamiento habitual hacia una comprensión real del mundo y de su propio ser espiritual.


4. Micael y el ciclo del año 6. Materia y espíritu.
El camino del que busca que su yoidad se gire hacia arriba en la búsqueda de lo verdadero puede ser emprendido en cualquier momento de la vida en que se perciba la necesidad. Sin embargo, hay periodos del año en que nos sentimos inclinados a una actividad anímica especial, como si nos arrastrase algo externo pero que actúa en nuestro interior.
Así, como ha sucedido en la primavera, en el verano nos sentimos atrapados por el mundo de la naturaleza, su crecer, su belleza y nuestro pensar queda abrumado ante el poder de la percepción. En la época otoñal la caída de la luz, el agostamiento y perecer en la naturaleza nos impele a abandonar la vida en los sentidos que habíamos mantenido durante las estaciones primaveral y veraniega e ir, cada vez más, hacia nuestro propio interior.
En el tiempo que comienza en Micael (San Miguel), tras un verano en el que, por así decirlo, hemos vivido volcados hacia afuera y el pensar ha quedado relegado, en una especie de somnolencia, se intensifica el poder de nuestra voluntad, que es impelida a buscar en nuestro interior algo que ya no podemos vivir en la naturaleza. Más y más, en la oscuridad que aumenta de día en día, nos sentimos solos, creciendo al mismo tiempo el poder de nuestro pensamiento.
Este impulso hacia la interiorización puede ser aprovechado por el ser humano para aumentar su autoconciencia, pero también es una época donde el peligro se acerca en forma de duda sobre nosotros mismos, quienes somos y nuestro destino. El decaer y la muerte que ve por doquier a su alrededor en la naturaleza, favorecen el aumento de esta visión pesimista de nuestro propio ser.
¡Guárdate del mal! Era una vieja admonición en estas fechas. El peligro venía de la oscuridad, la falta de sol y el convencimiento de que ello permitía a seres innombrables acercarse a los hombres. Pero, de otra parte, el acercamiento a la noche más oscura del año ha sido a través de los siglos una noche mágica, donde los discípulos de los misterios antiguos recibían su iniciación.
Es inevitable, con la bajada de la luz, el sentimiento de aislamiento y soledad. Muchas personas lo perciben, les atenaza y sufren crisis por ello, aunque esta tristeza en muchos casos es reconducida o explicada por la pérdida de seres queridos, enfermedades agudizadas, etc. Es un tiempo de peligro que culminará en Navidad.
El tiempo de pruebas que sigue al equinoccio de otoño es también un tiempo de oportunidad para el ser humano, que se acelerará al llegar la Navidad, la época más oscura del año.
Si así lo hacemos, y no nos dejamos atrapar por impulsos negativos generados por una visión de aparente destrucción de lo que hasta ahora se mostraba hermoso y exuberante, podremos encontrar un camino donde se nos desvelarán capacidades que dormían en nosotros. Naturalmente, el impulso viene de nuestra voluntad y este periodo que comienza en Micael y culminará en Navidad es idóneo para ponerlo en juego. Es en estas noches cuando se puede cruzar un umbral que incrementa nuestra comprensión de nosotros mismos y de los secretos del mundo. Esa visión de un Yo renovado que podremos sentir, se sostiene sin necesidad de nada que venga del mundo externo.
En Antroposofía decimos que existe un guardián que cuida este umbral para que no lo traspasemos si no estamos adecuadamente preparados. Pero sin cruzarlo, podemos acercarnos más y más y vislumbrar como la realidad del mundo visible puede ser encontrada en esta oscuridad, en el mundo invisible del Yo humano.
Rudolf Steiner ha caracterizado estas fases (7) dentro de su magisterio sobre el mundo espiritual como etapa preparatoria, iluminación e iniciación. El elemento fundamental es que el pensamiento no se sostenga sobre el mundo exterior, sino que pueda ser percibido como lo que realmente es, una actividad espiritual (8) Autor: Valentín Fernández Vidal 
[1]Este resumen y charla es un extracto de uno de los capítulos del libro “Consideraciones sobre la evolución de la conciencia. El hombre actual” basado en el seminario que se impartió en la fundación Tomillo.
[2]¿Cómo se alcanza el conocimiento de los mundos superiores? (Cap. Quietud interior) 
[3]De la normalidad a la salud  - Kühlewind
[4]Fausto – JW Goethe
[5] Los enigmas de la filosofía – Rudolf Steiner
[6]El ciclo del año – RS   /  El ciclo del año como camino de iniciación - SP
[7] ¿Cómo se adquiere el conocimiento de los mundos superiores?
[8]La filosofía de la libertad - RS

Bibliografía recomendada:
• La Filosofía de la Libertad – Rudolf Steiner
• De la Normalidad a la Salud – Georg Kühlewind
• The cycle of the year as a Breathing-Process of the Earth – Rudolf Steiner
• El ciclo del año como camino de iniciación – Sergei Prokofieff

                                                                                       






sábado, 1 de noviembre de 2014

Mónica Oddino



ALCANCES  PEDAGÓGICOS  Y TERAPÉUTICOS DE LA GIMNASIA BOTHMER
          
          “Sólo existe un templo en el mundo, y este es el cuerpo humano. Nada hay más sublime que esa figura erecta. El inclinarse delante de las personas es un homenaje a esa revelación en el cuerpo”
 Novalis


La  Gimnasia  Bothmer  no tiene relación con ninguna disciplina ya existente. Ella promueve y apoya la actuación conjunta del cuerpo, del alma y del espíritu. Fue desarrollada por primera vez por Fritz Graf von Bothmer en la primera escuela Waldorf  en Stuttgart, fundada por Rudolf Steiner en 1919.
La pedagogía Waldorf  parte de un conocimiento basado en las leyes del movimiento del ser humano, o sea que los niños no son educados como “pequeños adultos”, sino “de acuerdo con su edad”. R.Steiner le encomienda la tarea al conde Bothmer, de generar una nueva gimnasia, que no ignore el proceso infantil, a través de ejercicios específicos “tallados para cada edad”, gracias a estos ejercicios,  el ser humano en crecimiento se vuelve, paso a paso, consciente de la fuerza de apoyo y de sustentación de su sistema óseo, de modo que, en el espacio en que se encuentra y se mueve puede obtener firmeza y seguridad en la vida.

jueves, 1 de mayo de 2014

Lic. Inés María Iturralde

  
RITMOS
DIARIOS, SEMANAL, MENSUAL Y ANUAL

Autora: Michaela Glöckler


¿Por qué es particularmente importante trabajar con los ritmos en la temprana infancia? Porque por un lado todos los procesos vitales tienen ritmos específicos y estructuras temporales y por otro lado, el orden rítmico de las funciones todavía no está desarrollado en los niños y necesita se creado y estimulado.

Los seres humanos con sus funciones intelectuales autónomas son capaces de aislarse de su ambiente natural y orígenes e ignorar grandemente los ritmos que portan la vida. Eso puede llevar a una gran variedad de condiciones patológicas y estados de cansancio, cuando los seres humanos van contra el orden rítmico de sus funciones por a años y años, de modo que los limites de elasticidad  son sobrepasados y el sistema colapsa. Por otro lado, el cuidado considerado de los grandes ritmos puede preparar  y desarrollar la habilidad del organismo para lidiar con las demandas de la vida.

¿QUÉ ES LO ESPECIAL EN DAR UNA ESTRUCTURA RÍTMICA TEMPORAL?

Con el ritmo, procesos semejantes son repetidos en condiciones comparablemente semejantes. Nuestra respiración es un modelo de ritmo – ninguna respiración se asemeja a la otro en cuanto a profundidad y duración, si uno lo mide exactamente.  Cada respiración es semejante a la anterior.

Los ritmos siempre equilibran los opuestos polares. Donde se encuentren los opuestos en la naturaleza, los ritmos pueden regular la situación. Así los ritmos vistos en un “mackarel sky” indican las áreas de alta y baja presión que yace cerca de cada una de ellas. Nosotros vemos las líneas de las ordenadas rítmicamente en la arena de la playa cuando el agua fluida encuentra la tierra firme. En el mismo sentido, movimiento y descanso,  opuestos polares, son llevados en un equilibrio rítmico en nuestra respiración.

Los ritmos son la base de cualquier proceso de adaptación. Porque ninguna repetición rítmica es exactamente la misma que la que la precedió, pero siempre existe  un  juego sutil en torno a la media, con procesos rítmicos capaces de una adaptación elástica. Un rígido pulso, por otro lado sería totalmente inflexible, bastante incapaz de equilibrar o integrar algo.

El ritmo desplaza energía.  Cualquier cosa que ocurre de manera regular necesita menos energía que  cuando ello ocurre fuera de un tiempo habitual o circunstancias regulares, como un evento inesperado.

Las actividades hechas rítmicas y regularmente llevan a la creación de hábitos. Ellos son la estructura de apoyo básica en todo el desarrollo del carácter y la personalidad. Si nosotros adquirimos hábitos de horarios de comer y dormir regulares, si estamos habituados a organizar el día de manera efectiva, de modo que trabajo y juego, tensión y relajación están en una buena relación, estamos bien equipados y somos capaces de enfrentar el stress de la vida diaria. Más tiempo dependamos mayormente de las circunstancias externas o de nuestras inclinaciones momentáneas, no teniendo nuestro propio tiempo, estamos fácilmente en peligro de sobreestimar nuestras capacidades en lidiar con las demandas y llegar a un estado de agotamiento. Nos hace falta la elasticidad, necesaria para la adaptación, el poder permanecer en paz y un sentido de los parámetros saludables de la vida.

En cada repetición nosotros entramos concientemente a fortalecer la voluntad y también nuestra disposición para actuar.

Es a través de los ritmos que la naturaleza que el hombre se relaciona con el cambio de estaciones, con la secuencia de día / noche y los muchos y diferentes movimientos de los planetas en contraste con el paño de fondo de las estrellas fijas. Todos los ritmos y relaciones numéricas que regulan el movimiento de los planetas en nuestro sistema solar pueden ser encontrados en los procesos vitales de las plantas, animales y hombres, indicando el origen común y la interconexión de la vida en la conocida creación.

El estudio de los ritmos biológicos y estructuras temporales se ha desarrollado en área específica de la investigación solo en el s. XX – la cronobiología, seguida posteriormente por la crono medicina y la crono farmacología.  Los párrafos siguientes dan una idea general de los principales ritmos que sostienen los procesos vitales.

domingo, 13 de abril de 2014

Lic. Inés Iturralde

Doce Dragones en la lucha contra las iniciativas 

sociales 
LEX BOS
TRADUCIDO DESDE EL HOLANDÉS
POR LEOK VAN HEYMINGEN
1992 – PHILOSOPHISCH-ANTHROPOSOPHISCHER
Verlang am Goetheanun
CH-4143 Dornach
(EDITORIAL EN EL GOETHEANUM
)
Título en alemán
"Zwölf Drachen
Im Kampf Gegen
Soziale Iniciativen"
Traducción: Pedro Houmann

Las cuestiones sociales del presente son cada vez más apremiantes;
requieren trabajo social. Éste puede realizarse de diverso modo; pero


siempre deben existir como puntos de partida, las iniciativas de

personas. Desarrollos positivos no surgen solos. Se producen por
cuanto personas individuales emprenden concretamente algo con sus
voluntades. En este sentido se entiende aquí la expresión "iniciativa
social". Con ello se señala la posibilidad de fomentar iniciativas
sociales, pero teniendo en cuenta las típicas fuerzas oponentes –en la
imagen de doce dragones-, las que surgen en esto desde el interior y
desde el exterior.

Dr. Lex Bos, nacido en 1925 en Djember (Java), estudió sociología y
geografía en la Universidad de Ámsterdam y trabajó luego ocho años
como colaborador de una firma para asesoramiento de empresas. Desde
1958 hasta 1990 perteneció al equipo del NPI (Instituto Pedagógico
Nederlandés para Desarrollo Organizacional, sito en la ciudad de
Zeist). Promovió con un trabajo sobre el tema "La formación de juicio
en los grupos". Él es co-fundador del Banco Triodos. Conocido como
conferenciante y escritor.


I-  LA CONTRADICCIÓN DE "SOCIAL" 
E "INICIATIVA" Y SU SOLUCIÓN POR LA
SUPERACIÓN DE LAS FUERZAS OPONENTES


LOS PRIMEROS SEIS DRAGONES
Las cuestiones sociales del mundo son cada vez más apremiantes. Ellas
requieren trabajo social. El trabajo social puede realizarse de modo
diverso. Sin embargo, siempre habrán de existir como puntos de partida
iniciativas de personas. Los desarrollos positivos no se realizan
solos. No lleven del cielo. Se realizan, por cuanto personas emprenden
concretamente algo de sus voluntades. En este sentido he empleado la
palabra "iniciativa social". Yo quiero decir en estas conferencias
algo con respecto a la asistencia a las iniciativas sociales.
Primeramente hemos de considerar con más precisión la expresión
"iniciativa social". La expresión contiene una cierta contradicción.
Porque al hablar de iniciativa, no pensamos enana conducta arbitraria
o en una acción casual. Sino que se piensa en algo proveniente del
centro del hombre, del carozo del ser. Se usa la palabra con demasiada
frecuencia y por lo tanto se gasta. Más, una verdadera iniciativa
tiene algo sagrado. En ello sentimos que algo, que pertenece al propio
ser, es enviado al exterior con la voluntad propia. Uno se siente
unido personalmente con las iniciativas. Por esta razón, nos sentimos
agredidos en lo personal, cuando una iniciativa es criticada o
amenazada por el fracaso.
Mediante el adjetivo "social" se quiere expresar, que se trata de
actos provenientes totalmente de otras personas. "Social" significa
siempre altruista, orientado hacia el otro, desprendido de sí mismo.
Luego ¿qué queremos decir, cuando se unen las palabras "social" o
"iniciativa"? Queremos indicar algo que proviene totalmente desde el
interior de una persona. Frecuentemente sentimos: Si efectivamente
hago lo que yo quiero, entonces violento a la otra persona. Si por el
contrario dejo determinar mi actuar por la voluntad de los otros, debo
renunciar a mí mismo. ¿Cómo pueden reunirse estos dos aspectos? ¿Cómo
es posible que una acción tenga realmente un carácter de iniciativa,
provenga de mi yo y sin embargo, se oriente totalmente hacia lo que
otras personas necesitan?.
Solucionar esta polaridad tiene que ver con el desarrollo de la
libertad. Quien se deja llevar desde adentro por sus deseos, no es
libre. Quien deja determinar sus acciones desde afuera, por norma de
conducta, tampoco es libre. En las iniciativas sociales se unen estas
dos no-libertades en un nivel superior, hacia la libertad. Uno se deja
conducir totalmente tanto desde adentro, como desde afuera.
Pienso que por ello las iniciativas sociales se hallan constantemente
en peligro. Porque la libertad es un bien elevado. Ella no es dada a
nosotros, sino que debe ser desarrollada por nosotros, luchando contra
obstáculos.
Quisiera presentar en el comienzo una imagen. Si gestamos en
pensamientos una iniciativa y notamos cómo la voluntad va creciendo
paulatinamente para una iniciativa, uno mismo puede sentirse como una
mujer que espera un niño: algo quiere nacer en mí o por mí. Y cuando
la iniciativa entonces realmente comienza, sentimos que todavía es un
niño tierno. El bebé iniciativa deberá protegerse, al amenazar desde
todos los lados peligros.
Esta imagen en si dimensión cósmica está en el Apocalipsis de Juan.
Allí se halla la grandiosa imaginación de la virgen que ha de parir un
niño, mientras que el dragón está pronto para devorarlo.
Nuestros niños iniciativas también son acosados por un dragón, en
realidad por varios. Quisiera presentarles hoy y mañana toda una
familia de dragones. Es bueno conocerlos. Luego es posible también
reconocerlos. Esta es la primera condición para combatirlos, más aún,
para usar positivamente sus fuerzas!
Es importante conducir el combate con el dragón desde una actitud
positiva. Pues, a pesar de que los dragones son instrumentos del malo,
los necesitamos como fuerzas oponentes. Así nuestras iniciativas se
vuelven fuertes y fructíferas.
El material de experiencias, en que se basan estas consideraciones,
proviene del trabajo con el Grupo Tríodos. Esta iniciativa, que
condujo en el año 1980 a la fundación del banco Tríodos, tiene una
historia genética de aproximadamente diez años. Durante estos diez
años tenía el grupo de iniciativa la posibilidad de ayudar a muchos y
distintos grupos en el nacimiento y la crianza de sus niños
iniciativa. Se los ha asesorado no sólo con respecto a la cuestión
financiera –cómo conseguimos el dinero necesario?-, sino también sobre
la forma jurídica adecuada, sobre modos laborales posibles,
propiamente sobre el cambio por el que una iniciativa puede, desde lo
espiritual, encarnarse en la tierra. Así fue hallado para este trabajo
el nombre Tríodos. Significa "camino triple". Para nosotros se produce
la asistencia al nacimiento de una iniciativa en un triple camino, que
se expresa en tres preguntas:

-Es espiritualmente sana la iniciativa? Cuáles son sus fuentes? La

respalda una idea?
-Es socialmente una la iniciativa? Es apoyada por otras personas? Con
qué vestimenta jurídica y organizacional se cubre?
-Es ella económicamente sana? Está en concordancia con las reales
necesidades de otras personas?

Nosotros hicimos la experiencia que, en la medida en que estas

preguntas pudieran ser contestadas positivamente, las tres fuentes de
financiamiento se volvían naturalmente accesibles. De estas podía
tomar la iniciativa sus fuerzas vitales.
El grupo Tríodos me brindó la posibilidad de seguir en sus biografía a
cientos de iniciativas. Muchas personas y grupos diversos, que querían
emprender algo, entraron en diálogo con Tríodos: para erigir un jardín
de infantes, un negocio, un laboratorio, una editorial, una fábrica de
juguetes, una imprenta, un establecimiento rural, etc. Estas
experiencias me enseñaron, por cuantos dragones se ven acosadas las
iniciativas. Ahora quiero nombrar a estos en sucesión arbitraria.
Luego mañana y pasado mañana habremos de examinar en esta familia de
dragones si descubrimos una posible relación.



1. El Dragón de Subvención

Quien ya ha intentado una vez construir una iniciativa, sabe, que uno

rápidamente llega a una situación donde surge la falta de dinero. Se
necesita dinero para un edificio nuevo, para una edición mayor, para
máquinas, para la formación de personas nuevas, etc. En tales momentos
uno sueña con una gran herencia. Uno está reunido en el grupo de
iniciativa y suspira y se lamenta porque no hay dinero. De dónde, por
Dios, sacamos el dinero? Si se muriese la tía Claudia? O si
recibiéramos imprevistamente del estado una fuerte ayuda? O si uno de
nosotros ganase la grande en la lotería.
Semejantes pensamientos contienen una enorme tentación. Porque: qué
sucedería, si repentinamente hubieran cien mil marcos sobre la mesa?
La iniciativa tendría ahora aparentemente la posibilidad de
encarnarse, porque con este dinero puede realizarse el ideal. Se puede
construir directamente un nuevo jardín de infantes, pueden publicarse
las cuatro siguientes ediciones de la revista, en el negocio puede
realizarse un gran acopio, así el cliente puede elegir entre un mayor
surtido; y así siguiendo.
Pero entonces llegará el momento en que el dinero se acaba. En este
punto ha de responderse, si la iniciativa fue querida por el entorno.
Sólo si esta pregunta es contestada positivamente, estará garantizada
la continuidad de la iniciativa.
A través de todas las descripciones de los dragones, aparece un hilo
rojo conductor que relaciona la cuestión de la iniciativa con su
entorno. Esto especialmente se evidencia por cuanto está claro que: la
tía Claudia no muere, el estado no da ayuda, no ganamos la grande en
la lotería. Entonces: qué debe hacer el grupo de iniciativas? La
alternativa constituye una ardua campaña, por ejemplo, para lograr
donaciones. Esto quiere decir que los miembros del grupo de
iniciativas han de preguntar a cientos de personas. No sólo para
pedir, sino también para hablar con entusiasmo sobre la iniciativa.
Qué realidades nuevas surgen por esto? En primer lugar, el grupo de
iniciativas está comprometido a hablar sobre esto con otras personas.
Tal vez el grupo habló hasta ahora sólo en su propio círculo sobre la
iniciativa. Ahí se logró un rápido entendimiento. Ahora es menester
hablar frente a terceros sobre la iniciativa y de modo tal, que se
entusiasmen y saquen la billetera.
En segundo lugar sería posible que los miembros del grupo de
iniciativa descubran, que todavía tienen muy dispares representaciones
sobre el contenido de la iniciativa. Ellos pueden hacer semejantes
descubrimientos, por ejemplo, cuando juntos se dirigen a alguien para
invitarlo a donar algo, y uno entonces, como el otro habla sobre la
iniciativa. Tales experiencias pueden aportar, en una etapa temprana,
antes que surjan conflictos, la aclaración de lo impreciso.
Finalmente se produce, a través de la actividad de petición
itinerante, alrededor de la iniciativa un manto de calor. Las
donaciones son dinero "cálido". Subvenciones, herencias, ganancias de
lotería son "fríos". No es necesario desechar este dinero, pero se
debe ser conciente, cuan importante es un manto de calor. Desde la
experiencia sabemos, que los pequeños niños necesitan calor envolvente.
Con acciones en prosecución de donaciones uno ventea, si una
iniciativa es querida, no sólo por las personas directamente
participantes en ello, sino también por las personas portadoras de la
idea. Semejantes campañas pueden también provocar desilusiones. Los
miembros del grupo de iniciativas se ponen con entusiasmo en camino
para recolectar dinero. Después de una semana vuelven a encontrase.
Todos miran desilusionados, nadie se interesó por la hermosa
iniciativa! Esta experiencia no es muy linda, pero refleja la realidad
que debe mirarse a los ojos.