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domingo, 13 de abril de 2014

Lic. Inés Iturralde

Doce Dragones en la lucha contra las iniciativas 

sociales 
LEX BOS
TRADUCIDO DESDE EL HOLANDÉS
POR LEOK VAN HEYMINGEN
1992 – PHILOSOPHISCH-ANTHROPOSOPHISCHER
Verlang am Goetheanun
CH-4143 Dornach
(EDITORIAL EN EL GOETHEANUM
)
Título en alemán
"Zwölf Drachen
Im Kampf Gegen
Soziale Iniciativen"
Traducción: Pedro Houmann

Las cuestiones sociales del presente son cada vez más apremiantes;
requieren trabajo social. Éste puede realizarse de diverso modo; pero


siempre deben existir como puntos de partida, las iniciativas de

personas. Desarrollos positivos no surgen solos. Se producen por
cuanto personas individuales emprenden concretamente algo con sus
voluntades. En este sentido se entiende aquí la expresión "iniciativa
social". Con ello se señala la posibilidad de fomentar iniciativas
sociales, pero teniendo en cuenta las típicas fuerzas oponentes –en la
imagen de doce dragones-, las que surgen en esto desde el interior y
desde el exterior.

Dr. Lex Bos, nacido en 1925 en Djember (Java), estudió sociología y
geografía en la Universidad de Ámsterdam y trabajó luego ocho años
como colaborador de una firma para asesoramiento de empresas. Desde
1958 hasta 1990 perteneció al equipo del NPI (Instituto Pedagógico
Nederlandés para Desarrollo Organizacional, sito en la ciudad de
Zeist). Promovió con un trabajo sobre el tema "La formación de juicio
en los grupos". Él es co-fundador del Banco Triodos. Conocido como
conferenciante y escritor.


I-  LA CONTRADICCIÓN DE "SOCIAL" 
E "INICIATIVA" Y SU SOLUCIÓN POR LA
SUPERACIÓN DE LAS FUERZAS OPONENTES


LOS PRIMEROS SEIS DRAGONES
Las cuestiones sociales del mundo son cada vez más apremiantes. Ellas
requieren trabajo social. El trabajo social puede realizarse de modo
diverso. Sin embargo, siempre habrán de existir como puntos de partida
iniciativas de personas. Los desarrollos positivos no se realizan
solos. No lleven del cielo. Se realizan, por cuanto personas emprenden
concretamente algo de sus voluntades. En este sentido he empleado la
palabra "iniciativa social". Yo quiero decir en estas conferencias
algo con respecto a la asistencia a las iniciativas sociales.
Primeramente hemos de considerar con más precisión la expresión
"iniciativa social". La expresión contiene una cierta contradicción.
Porque al hablar de iniciativa, no pensamos enana conducta arbitraria
o en una acción casual. Sino que se piensa en algo proveniente del
centro del hombre, del carozo del ser. Se usa la palabra con demasiada
frecuencia y por lo tanto se gasta. Más, una verdadera iniciativa
tiene algo sagrado. En ello sentimos que algo, que pertenece al propio
ser, es enviado al exterior con la voluntad propia. Uno se siente
unido personalmente con las iniciativas. Por esta razón, nos sentimos
agredidos en lo personal, cuando una iniciativa es criticada o
amenazada por el fracaso.
Mediante el adjetivo "social" se quiere expresar, que se trata de
actos provenientes totalmente de otras personas. "Social" significa
siempre altruista, orientado hacia el otro, desprendido de sí mismo.
Luego ¿qué queremos decir, cuando se unen las palabras "social" o
"iniciativa"? Queremos indicar algo que proviene totalmente desde el
interior de una persona. Frecuentemente sentimos: Si efectivamente
hago lo que yo quiero, entonces violento a la otra persona. Si por el
contrario dejo determinar mi actuar por la voluntad de los otros, debo
renunciar a mí mismo. ¿Cómo pueden reunirse estos dos aspectos? ¿Cómo
es posible que una acción tenga realmente un carácter de iniciativa,
provenga de mi yo y sin embargo, se oriente totalmente hacia lo que
otras personas necesitan?.
Solucionar esta polaridad tiene que ver con el desarrollo de la
libertad. Quien se deja llevar desde adentro por sus deseos, no es
libre. Quien deja determinar sus acciones desde afuera, por norma de
conducta, tampoco es libre. En las iniciativas sociales se unen estas
dos no-libertades en un nivel superior, hacia la libertad. Uno se deja
conducir totalmente tanto desde adentro, como desde afuera.
Pienso que por ello las iniciativas sociales se hallan constantemente
en peligro. Porque la libertad es un bien elevado. Ella no es dada a
nosotros, sino que debe ser desarrollada por nosotros, luchando contra
obstáculos.
Quisiera presentar en el comienzo una imagen. Si gestamos en
pensamientos una iniciativa y notamos cómo la voluntad va creciendo
paulatinamente para una iniciativa, uno mismo puede sentirse como una
mujer que espera un niño: algo quiere nacer en mí o por mí. Y cuando
la iniciativa entonces realmente comienza, sentimos que todavía es un
niño tierno. El bebé iniciativa deberá protegerse, al amenazar desde
todos los lados peligros.
Esta imagen en si dimensión cósmica está en el Apocalipsis de Juan.
Allí se halla la grandiosa imaginación de la virgen que ha de parir un
niño, mientras que el dragón está pronto para devorarlo.
Nuestros niños iniciativas también son acosados por un dragón, en
realidad por varios. Quisiera presentarles hoy y mañana toda una
familia de dragones. Es bueno conocerlos. Luego es posible también
reconocerlos. Esta es la primera condición para combatirlos, más aún,
para usar positivamente sus fuerzas!
Es importante conducir el combate con el dragón desde una actitud
positiva. Pues, a pesar de que los dragones son instrumentos del malo,
los necesitamos como fuerzas oponentes. Así nuestras iniciativas se
vuelven fuertes y fructíferas.
El material de experiencias, en que se basan estas consideraciones,
proviene del trabajo con el Grupo Tríodos. Esta iniciativa, que
condujo en el año 1980 a la fundación del banco Tríodos, tiene una
historia genética de aproximadamente diez años. Durante estos diez
años tenía el grupo de iniciativa la posibilidad de ayudar a muchos y
distintos grupos en el nacimiento y la crianza de sus niños
iniciativa. Se los ha asesorado no sólo con respecto a la cuestión
financiera –cómo conseguimos el dinero necesario?-, sino también sobre
la forma jurídica adecuada, sobre modos laborales posibles,
propiamente sobre el cambio por el que una iniciativa puede, desde lo
espiritual, encarnarse en la tierra. Así fue hallado para este trabajo
el nombre Tríodos. Significa "camino triple". Para nosotros se produce
la asistencia al nacimiento de una iniciativa en un triple camino, que
se expresa en tres preguntas:

-Es espiritualmente sana la iniciativa? Cuáles son sus fuentes? La

respalda una idea?
-Es socialmente una la iniciativa? Es apoyada por otras personas? Con
qué vestimenta jurídica y organizacional se cubre?
-Es ella económicamente sana? Está en concordancia con las reales
necesidades de otras personas?

Nosotros hicimos la experiencia que, en la medida en que estas

preguntas pudieran ser contestadas positivamente, las tres fuentes de
financiamiento se volvían naturalmente accesibles. De estas podía
tomar la iniciativa sus fuerzas vitales.
El grupo Tríodos me brindó la posibilidad de seguir en sus biografía a
cientos de iniciativas. Muchas personas y grupos diversos, que querían
emprender algo, entraron en diálogo con Tríodos: para erigir un jardín
de infantes, un negocio, un laboratorio, una editorial, una fábrica de
juguetes, una imprenta, un establecimiento rural, etc. Estas
experiencias me enseñaron, por cuantos dragones se ven acosadas las
iniciativas. Ahora quiero nombrar a estos en sucesión arbitraria.
Luego mañana y pasado mañana habremos de examinar en esta familia de
dragones si descubrimos una posible relación.



1. El Dragón de Subvención

Quien ya ha intentado una vez construir una iniciativa, sabe, que uno

rápidamente llega a una situación donde surge la falta de dinero. Se
necesita dinero para un edificio nuevo, para una edición mayor, para
máquinas, para la formación de personas nuevas, etc. En tales momentos
uno sueña con una gran herencia. Uno está reunido en el grupo de
iniciativa y suspira y se lamenta porque no hay dinero. De dónde, por
Dios, sacamos el dinero? Si se muriese la tía Claudia? O si
recibiéramos imprevistamente del estado una fuerte ayuda? O si uno de
nosotros ganase la grande en la lotería.
Semejantes pensamientos contienen una enorme tentación. Porque: qué
sucedería, si repentinamente hubieran cien mil marcos sobre la mesa?
La iniciativa tendría ahora aparentemente la posibilidad de
encarnarse, porque con este dinero puede realizarse el ideal. Se puede
construir directamente un nuevo jardín de infantes, pueden publicarse
las cuatro siguientes ediciones de la revista, en el negocio puede
realizarse un gran acopio, así el cliente puede elegir entre un mayor
surtido; y así siguiendo.
Pero entonces llegará el momento en que el dinero se acaba. En este
punto ha de responderse, si la iniciativa fue querida por el entorno.
Sólo si esta pregunta es contestada positivamente, estará garantizada
la continuidad de la iniciativa.
A través de todas las descripciones de los dragones, aparece un hilo
rojo conductor que relaciona la cuestión de la iniciativa con su
entorno. Esto especialmente se evidencia por cuanto está claro que: la
tía Claudia no muere, el estado no da ayuda, no ganamos la grande en
la lotería. Entonces: qué debe hacer el grupo de iniciativas? La
alternativa constituye una ardua campaña, por ejemplo, para lograr
donaciones. Esto quiere decir que los miembros del grupo de
iniciativas han de preguntar a cientos de personas. No sólo para
pedir, sino también para hablar con entusiasmo sobre la iniciativa.
Qué realidades nuevas surgen por esto? En primer lugar, el grupo de
iniciativas está comprometido a hablar sobre esto con otras personas.
Tal vez el grupo habló hasta ahora sólo en su propio círculo sobre la
iniciativa. Ahí se logró un rápido entendimiento. Ahora es menester
hablar frente a terceros sobre la iniciativa y de modo tal, que se
entusiasmen y saquen la billetera.
En segundo lugar sería posible que los miembros del grupo de
iniciativa descubran, que todavía tienen muy dispares representaciones
sobre el contenido de la iniciativa. Ellos pueden hacer semejantes
descubrimientos, por ejemplo, cuando juntos se dirigen a alguien para
invitarlo a donar algo, y uno entonces, como el otro habla sobre la
iniciativa. Tales experiencias pueden aportar, en una etapa temprana,
antes que surjan conflictos, la aclaración de lo impreciso.
Finalmente se produce, a través de la actividad de petición
itinerante, alrededor de la iniciativa un manto de calor. Las
donaciones son dinero "cálido". Subvenciones, herencias, ganancias de
lotería son "fríos". No es necesario desechar este dinero, pero se
debe ser conciente, cuan importante es un manto de calor. Desde la
experiencia sabemos, que los pequeños niños necesitan calor envolvente.
Con acciones en prosecución de donaciones uno ventea, si una
iniciativa es querida, no sólo por las personas directamente
participantes en ello, sino también por las personas portadoras de la
idea. Semejantes campañas pueden también provocar desilusiones. Los
miembros del grupo de iniciativas se ponen con entusiasmo en camino
para recolectar dinero. Después de una semana vuelven a encontrase.
Todos miran desilusionados, nadie se interesó por la hermosa
iniciativa! Esta experiencia no es muy linda, pero refleja la realidad
que debe mirarse a los ojos.


2. El Dragón de la Administración

Hay personas con ideas buenas. Tienen proyectos fantásticos en la

cabeza. Estos son tal vez correctos, el mundo los espera. Pero
lamentablemente estas personas no tienen tiempo de realizar los
proyectos. Están demasiado ocupadas con otras cosas. Buscan personas
que puedan realizar estas ideas, estos proyectos.
En sí, no hay nada que contradiga, que haya persona que se entusiasmen
a través de las ideas de otros. Pero aquellos que tenían la idea
original y propiamente no tienen, ni tiempo, ni fuerza para
engancharse realmente, no deben pretender para si mismos el monopolio,
si otros quieren llevar la idea a los hechos. El grupo, que se pone a
trabajar, debe tener la libertad de realizar esta idea a su modo.
Me es conocido el ejemplo concreto de una persona que tenía una genial
idea para una especie de negocio terapéutico, donde se podían comprar
cosas, pero donde también se podía realizar como terapia la
elaboración de las cosas. Ella había interesado a un grupo para
emprender algo en esta dirección. El grupo realizó la idea. Pero esta
persona se metía continuamente desde la lejanía en la realización de
la iniciativa. Ella misma no tenía tiempo, pero era sin embargo el
"padre" espiritual, estaba constantemente adentro y también afuera. Se
oponía siempre, cuando el grupo desarrollaba la iniciativa en una
dirección que no le agradaba. Esta persona no había experimentado en
lo concreto, qué sucede, si uno se sumerge en los hechos, en la dura
realidad. Así ella sólo pudo deducir la idea desde la abstracción, no
desde la experiencia concreta. Como asesoramiento, el grupo de trabajo
hubiera utilizado bien su opinión; pero se defendía contra estas
intervenciones de manejo. Lamentablemente esto condujo hacia la ruptura.
En una fase posterior de la iniciativa, uno bien puede imaginarse, que
puede surgir una cierta división de trabajo entre un grupo que es el
portador de las ideas, que también cuida las ideas y trabaja en ello,
y un grupo que trabaja más en lo práctico. El peligro de emplear otra
vez administradores, que conducen desde la lejanía y, por lo tanto,
burocráticamente, es permanente.
Cuando Rudolf Steiner instaló en el año 1919 la escuela Waldorf en
Stuttgart, él hablaba expresamente sobre la autoadministración: los
maestros deben formar conjuntamente la administración de la escuela.
Algunos pueden ser liberados por un tiempo corto (parcialmente) de sus
tareas pedagógicas, para que tengan más tiempo para tareas
administrativas y organizativas. Pero es menester cuidarse de los
especialistas y administradores profesionales. Ellos ya no están en el
trabajo con los niños. Ellos ya no realizan su oficio pedagógico. Ya
no tienen más relación con la corriente principal de la escuela. Están
sentados detrás de su escritorio y conducen. Esto tan solo puede
llevar a la burocracia, mortal para toda creatividad.


3. El Dragón de la Organización

Ya hemos experimentado algunas veces, que a pesar de hallarse una

iniciativa en una fase temprana, ya tenía una estructura totalmente
elaborada: Una fundación de apoyo y otra de trabajo, cada una con una
dirección y un consejo de administración, actas de fundación
minuciosa, estatutos y esquemas organizacionales. Ya estaba todo ahí,
hasta un cáculo anticipado exacto, tanto del costo de la gestión, como
también del balance de los próximos cinco años.
Todo esto presentado algo exageradamente, pero así podemos ver al
dragón. Se trata aquí de personas que tienen poca fe en la vida. La
vida crea sus propias formas. El río forma su propio lecho. El
desarrollo vivo mostrará él mismo, las formas que le serán necesarias.
Las personas del aquí descripto grupo de iniciativas tenían tan poca
confianza en la vida, que crearon formas, ya antes de existir la vida:
estructuras jurídicas y organizativas, exactas asignaciones de
trabajo, procedimientos, etc.
La cuestión aquí es: puede la vida realizarse en estas formas? Puede
desarrollarse libremente la iniciativa dentro de esta estructura? O
han sido canalizados, desde el comienzo apartados de la vida, los
flujos de esta iniciativa?
Este Dragón puede aparecer también en forma de modelo y recibe luego
un carácter más ideológico. Recuerdo a un grupo de personas que
querían abrir en una ciudad un café, relacionado con un negocio y una
sala para cursos. Todos estaban entusiasmados por la idea de la
trimembración social. El negocio es la vida económica, el café como
lugar de encuentro con personas, es la vida social, y en la sala para
cursos e informaciones está la vida espiritual. La ganancia del
negocio irá como donación al centro cultural.
Así lo tenían ya pensado. Luego este modelo fue encajado de sombrero
sobre la realidad. Surgían los mayores problemas con las personas que
querían colaborar en esta iniciativa. Ellas experimentaron un
dogmatismo venido de arriba, que hizo imposible el desarrollo libre.



4. El Dragón Esquizomicético (Del Hongo

 Disociador)

De este Dragón tuve conciencia en diversas iniciativas escolares. En
muchos lugares de Holanda empeoró tanto la así llamada educación
"neutral", que para muchos padres ésta excedía el límite de lo
tolerable. Maduraron para una escuela alternativa. Con juntar
suficientes firmas, resulta relativamente sencillo para comenzar con
una escuela. El estado luego está obligado a otorgar subvenciones.
Del punto de vista formal-jurídico, la escuela está fundada, pero
ahora viene la realidad. Hay que buscar maestros, comprar materiales
para la enseñanza, instalar aulas, reglamentar la relación
cooperadora/maestros/padres, etc. Está claro ahora, que los
participantes de la iniciativa se habían encontrado en el rechazo de
lo viejo, pero que con respecto a lo nuevo tienen muy dispares
representaciones. Cada uno a su modo da paso al concepto "alternativo".
Algunos lo interpretan democráticamente: Los padres debe co-decidir en
todo; y los alumnos también, a partir de una cierta edad. Otros se
pliegan a lo anti-autoritatico: Los niños deben realizarse libremente.
Y otros hablan sobre Dalton, Montessori, el plan Jena y de escuela Waldorf
Naturalmente se habló en un comienzo en el grupo de iniciativas sobre
todas estas representaciones. Pero sobrevinieron al grupo tantas
cuestiones en relación a la subvención, que éste fue postergando las
preguntas en cuanto a lo principal y al contenido.
Y con esto comienza su trabajo el hongo disociador. El grupo de
iniciativas se ve amenazado con una destrucción desde adentro, y con
ello se mueve el piso bajo de toda la escuela.
Lo peor es, si esta –inevitable- discusión sobre el contenido y el
fondo, sobre la imagen del hombre y de la sociedad, recién se desata
cuando la escuela ya funciona. Porque es una cuestión central: Si
todas estas corrientes pueden ser conciliadas.
Naturalmente hay personas en semejante grupo, que no los afecta esto.
Dicen: "Somos tolerantes. Todas estas distintas corrientes escolares
tienen derecho de existir. Todas ellas tienen sus lados fuertes y
débiles. Por cierto se debe tomar lo bueno de cada una: lo artístico
de la escuela Waldorf, la acción autónoma de la escuela Montessori, la
enseñanza tipo proyecto de la escuela Dalton, etc. Acaso no podemos
unir todo esto?" Así dicen las personas tolerantes, dispuestas al
compromiso.
La pregunta es, si esto constituye un pensamiento práctico. Hay tantos
ejemplos que muestran, que semejante modo de pensar conduce, o a
conflictos internos, o a compromisos faltos de color, grises.
Es que aquí nos encontramos con un principio, formulado por Rudolf
Steiner, cuando hablaba sobre trimembración social y de la
significancia de la libertad en la vida espiritual (por ejemplo en la
enseñanza). Él decía, que la competencia como principio de lucha no
debe estar en la vida económica. Debido a la división del trabajo en
la vida económica, surge en todo el mundo dependencia. Y esto requiere
fraternidad, vocación de servicio recíproca.
En la vida espiritual no existe la división del trabajo. Ahí las más
diversas corrientes espirituales deben tener la posibilidad de mostrar
su identidad. Es una lucha interna por la idea! Todas estas corrientes
espirituales no deben permitir que, se diluyan sus identidades por los
compromisos. La vida espiritual debe implementarse de modo que, por
ejemplo, una escuela Waldorf tenga la posibilidad de ser claramente
visible con maestros y padres que quieren esta enseñanza.
Paralelamente debe tener, por ejemplo, una escuela Montessori el mismo
espacio (si suficientes padres y maestros respaldan el principio de la
escuela), para mostrar lo que ella vale. Lo mismo vale para las otras
corrientes. No la competencia, sino la lucha por la idea, que uno cree
tener que realizar lo mejor posible.
Es una forma inadecuada de la tolerancia, cuando se dice: "Si todos
queremos mejorar la enseñanza, pongamos sobre un montón y elijamos de
allí lo mejor". Con ello sólo surgen compromisos grises con tensiones
internas. Lo mismo vale con respecto a centros de salud. Qué contienen
las alternativas: acupuntura, terapia con medicinas naturales,
homeopatía, medicina antroposófica? También aquí se ve, dentro de la
iniciativa, trabajar al Dragón esquizomicótico. Ël "adormece" la
conciencia durante el embarazo y el nacimiento, junta unas con otras
las más diversas iniciativas e impulsos. Recién más tarde surge la
conciencia en esto. Pero después resulta catastrófica la "limpieza"
para la iniciativa en curso.
En cuanto se le corta la cabeza un Dragón, crecen en su lugar dos. Así
también con éste. Aquí acechan, entre otros, el ya comentado Dragón de
la organización y también el Dragón sectario.



5. El Dragón Narcisista

Narciso es una figura mitológica. Él descubre su imagen en el espejo

y se enamora de ella. Del mismo modo puede enamorarse un grupo de
personas de su propia idea. Uno puede estar interiormente del todo
colmado por la idea. De ello puede surgir también un gran sentimiento
de responsabilidad por la realización de esta idea. El grupo dice o
piensa: "Está muy claro, todo el mundo nos espera a nosotros, a
nuestra idea". Ideas pueden hacer grandes efectos en el hombre. Uno
puede estar en cierto modo poseído por ellas. Pueden ser ideas de la
trimembración, ideas marxistas u otras ideas. Uno vive entonces tan
fuertemente en ellas y quiere realizarlas tanto, que ya no percibe la
realidad!
Goethe decía una vez que el ojo no debe desear. Porque si llevamos al
exterior con la percepción las fuerzas del deseo; vemos afuera tan
sólo nuestras propias representaciones. Uno ve sólo lo que quiere ver.
Un fabricante de zapatos, que quiere aumentar sus ventas, ve afuera en
el mundo tan sólo personas que necesitan urgentemente zapatos… de su
fabricación. Surge la pregunta, si él realmente ve la necesidad por
zapatos o solamente su propio deseo de venta.
Así también ocurre con los ideales y con las representaciones ideales.
Por más hermosas y verdaderas que sean. En el momento, en que el deseo
predomina, la percepción se enturbia. Semejantes participantes de
iniciativas no ven, que las adversidades experimentadas en la
realización de sus ideas se producen, porque sus ideas no se ajustan a
la realidad. Ellos dan respuesta a preguntas que no han sido formuladas.
Esto puede conducir a que ellos todavía emplean más fuerza, más
esfuerzo y entusiasmo para sus ideas, adquiriendo éstas el carácter de
fanatismo misionario y de mártir. Tales procesos pueden conducir a
manifestaciones físicas de enfermedades.
Por tal razón caen en un campo de tensión entre idea y realidad cada
vez mayor.



6. El Dragón Aficionado (amateur)

Quien quiere realizar una iniciativa, debe tener cierta capacidad para

hacer. Uno puede tener claramente presente una idea. Sin embargo está
la pregunta, si se tiene también la capacidad para realizarla. Puede
tratarse en esto de un saber, cómo hacer en lo social, financiero,
pedagógico, en lo teórico-administrativo, artístico u otra capacidad.
Buena voluntad y entusiasmo, a la larga, no pueden reemplazar la falta
de capacidad.
Frecuentemente se comienza con una iniciativa, sin mayor capacidad. El
hombre puede desarrollarse por cuanto trabaja en un cometido. Pero
esto no se produce solo, es menester trabajar enérgicamente en sí mismo.
Si un grupo de iniciativa no tiene cierta capacidad, no debe temer
buscarla. Las otras cualidades sin embargo, ha de desarrollarlas en si
mismo. La iniciativa misma, es la que frecuentemente indica cuales han
de ser. Ahora, es una ley que cada cambio en el mundo exterior debe
corresponder a un cambio en el mundo interior. No se debe esperar que
algo cambie esencialmente afuera, en la vida social, si yo mismo no me
pongo también en movimiento. El proceso evolutivo afuera halla su
complemento en un camino de escuela interior. Quien no ve esto
claramente y cree, que uno puede permanecer más o menos él mismo y, a
pesar de ello, poner en movimiento desarrollos en el mundo exterior,
tampoco comprenderá, que todos los problemas, que posiblemente surjan
en la realización de una iniciativa, están relacionados con la propia
incapacidad y con el hecho de no haber trabajado suficientemente en si
mismo. El acontecimiento social no fue para él un proceso de
aprendizaje personal. Y esto vale también para un grupo en su conjunto.
En todo lo que transcurre distinto a lo que se había imaginado, la
mirada ha de dirigirse hacia adentro. Pero en su lugar se busca la
causa en el mundo exterior: en las autoridades, en la comuna, en los
padres, en las finanzas, etc. El Dragón amateur nos susurra
constantemente, que podemos permanecer así como somos…, y entonces
permaneceremos así como aficionados.



II. SEIS DRAGONES MÁS

RELACIONES DE LOS
 DOCE DRAGONES ENTRE SI 

LOS
DRAGONES COMPLEMENTARIOS


En la consideración que antecede, hemos tratado la expresión
"iniciativa social" y la singular paradoja contenida en ella. Por un
lado, uno actúa –fuertemente- desde el propio yo, y por el otro
intenta orientarse totalmente hacia las necesidades del otro. Al
superar esta polaridad aparente, hacemos un pequeño paso en dirección
a la libertad. Se tiene así una seguridad interna, que se es
absolutamente uno mismo y sin embargo se es totalmente social. Debido
a que es necesario conquistar esta libertad –si así no fuese, no sería
nuestra la libertad, necesitamos oponentes. Primeramente comenzamos a
describir estas fuerzas de resistencia como dragones, que intentan
devorar los bebés iniciativas recién nacidos. Aún cuando los bebés
llegaron a ser niños mayores, estos dragones permanecen, as u modo,
activos.


7. El Dragón Sectario

Iniciativas, que surgen de una idea, de una inspiración espiritual,

quieren perfilar su identidad. Eso es correcto. Yo ayer decía que, por
ejemplo, pedagogía es posible desde las más distintas direcciones e
imágenes del hombre. En una vida espiritual libre, deben poder
competir entre ellas todas estas formas escolares. El Dragón sectario
intenta la proyección de este hecho afuera. Esto conduce a que una
iniciativa que, por ejemplo, provenga desde un trasfondo antrosófico,
se dirija hacia fuera solamente a un grupo limitado, en este caso a
una elite antroposófica. Si el Dragón sectario logra su objetivo,
entonces las escuelas Waldorf serán para niños de antropósofos, los
establecimientos biológico-dinámicos serán cultivos para alimentos de
antropósofos. Una librería antroposófica serán entonces una "boutique
de club". Participante de una iniciativa, agarrados por el Dragón
sectario, sólo hallan merecedores de su iniciativa a los allegados
espirituales.
Este Dragón actúa también desde afuera. Uno es empujado hacia un
rincón sectario a través del juicio del mundo exterior. La gente luego
dice: "Las escuelas Waldorf son escuelas extrañas. Ahí todo es
distinto. Son buenas para niños provenientes de un ambiente espiritual
especial, pero no para las personas comunes".
He visto claramente a este Dragón actuando desde afuera en el trabajo
cuando fundamos el Banco Tríodos. Estábamos en diálogo con el De
Nederlandse Bank, el que concede las autorizaciones para la fundación
de bancos nuevos. Es un largo, arduo camino, hasta el cumplimiento de
todas las condiciones necesarias para la conformidad. La gente del De
Nederlandse Bank decía: "Porqué ustedes del Tríodos lo hacen para
ustedes mismos tan difícil? Hay un camino mucho más fácil. Ustedes
pueden formar una asociación cerrada. Un banco para antropósofos".
Nosotros contestamos que eso no lo queríamos. "Queremos ser un banco
para todas las personas que tengan interés en semejante banco.
Queremos tratar el dinero de un modo nuevo, más conciente. Para quien
esto le valga la pena, cooperará independientemente de su orientación
espiritual. Queremos ser abiertos poara todos los ahorristas y
tomadores de crédito, quienes en esta dirección quieren ir por caminos
nuevos". Nosotros hemos andado por este camino dificultoso y logramos
despiés de dos años la conformidad.
Aquí, desde la trimembración social, se evidencia una polaridad
fundamental. Los que están en una iniciativa, los portadores de la
iniciativa, deberán hacerlo en lo posible desde la fuente, de la que
libremente quieren nutrirse. Hacia fuera deberá el grupo ser
fraternalmente abierto. El interesado en los frutos, deberá poder
recibirlos. El Dragón sectario intenta llevar hacia la acción externa
el principio, con el que el grupo iniciativa se "encierra" hacia
adentro. Por tal razón, la iniciativa adquiere un carácter sectario.



8. El Dragón Parasitario

Hoy en día hay muchas personas que se resisten al hecho, que el

trabajo ya no les ofrece la posibilidad de desenvolverse. Uno se
siente como un pequeño engranaje dentro de una máquina. Uno ya no
alcanza a ser uno mismo. Estas personas consideran, que el trabajo los
debería enriquecer. Quieren vivir en el trabajo algo positivo como por
ejemplo a través del desafío vocacional, de la sociedad, de la
autorrealización, etc. Tales personas pueden sucumbir ante la
tentación de, por ejemplo, usar (de abusar) un proyecto que fue
socialmente orientado, para desarrollarse ellos mismos. Quieren
experimentarse a si mismos como grupo y buscan una actividad exterior
como medio para este fin.
Ellos fundan, por ejemplo, un negocio. Ser dueño de un negocio
significa ofrecer un servicio. Se venden productos porque otras
personas los necesitan. La gente quiere tener las cosas claras,
evidentes, también objetividad.
Qué sucede entonces en un negocio, en el que el grupo fundador tan
solo está interesado en su propio desarrollo? Pues ahí le es más
importante lo que él mismo experimenta en el trabajo que el servicio
al cliente. Luego puede suceder que el negocio una vez se abre una
hora más tarde, porque los amigos se hallaban ocupados en un
interesante proceso dinámico-grupal, que les pareció una lástima
interrumpirlo. "El cliente bien puede esperar un poquito?" O los potes
de mermelada están ubicados imprevistamente –para pensar del cliente-
en otro lugar, porque a uno de los colaboradores le pareció tal
circunstancia estéticamente más satisfactoria.
Estos ejemplos muestran, como el trabajo para otros era sólo un medio
para el fin. El real fin era la autorrealización.
Me es conocida una escuela, que había sido fundada, porque un grupo de
personas querían ir juntos por un camino formativo social. El objeto
que servía a tal efecto de ejercitación, era la escuela. Esta escuela
muestra todavía hoy, después de veinte años, las heridas de estos
mitos de fundación falsos.
El Dragón parasitario hizo esta vida laboral, la que siempre contiene
servicio para otros, un medio para fines propios de desarrollo.



9. El Dragón de la Prisa (Apresurado)

Puede denominarse a este Dragón también el Dragón expansivo.
Mayormente actúa, por cuanto acelera el proceso de encarnación y con
ello causa una total caotización de las circunstancias internas.
Es sabido que un bebé requiere nueve meses para madurar el nacimiento.
Se sabe, que una enfermedad necesita un cierto tiempo de incubación.
Así también una iniciativa requiere un cierto tiempo, para que las
individualidades de iniciativa puedan formar un auténtico grupo. Surge
claramente lo que en realidad se quiere, y aparece así un contenido
conjunto. Entonces semejante iniciativa podrá mantenerse en pié,
cuando esté expuesta a viento y mare. También es necesario este tiempo
de madurez, para palpar así en el mundo exterior, si realmente existe
una necesidad para esta iniciativa. Una vez nacida una iniciativa el
crecimiento calmo también es una condición para hallar la correcta
forma organizacional y para juntar con ella experiencia.
El Dragón de la prisa hace que una iniciativa nazca prematuramente y
crezca demasiado apresurada. Ella se pierde a si misma por falta de
estructura. También este Dragón puede acercarse desde adentro y desde
afuera.
Viene de adentro, si los participantes de la iniciativa no pueden
esperar en la realización de la idea. La voluntad de iniciativa está
entonces compenetrada con un cierto deseo, y éste insta hacia una
realización prematura.
De afuera, el Dragón frecuentemente viene en forma de inmobiliarias,
de edificios, de terrenos. Un grupo planifica un jardín de infantes.
Bien sabe, que los planes todavía no están del todo maduros, pero
repentinamente aparece una oferta, la chance: ¡una casa, un espacio!
"Está bien ubicada, es barata, es exactamente lo que necesitamos. Hay
que actuar ahora rápidamente, hay que comprar rápidamente. Esta
oportunidad nunca se repetirá!".
Es increíble, como las inmobiliarias fanatizan y obsesionan a las
personas, como estrechan conciencias. Ya se comienza con la
instalación, la refacción del edificio. Especialmente cuando en el
grupo de iniciativa hay personas con una afición por la arquitectura,
puede percibirse este fenómeno encogedor de la conciencia. Luego el
grupo pronto se ha identificado tanto con el espacio o con la causa,
que la decisión de prescindir de la compra y esperar, cuesta el mayor
dominio de si mismo.
Este Dragón aún puede acercarse desde afuera de otro modo. El tiempo
para una iniciativa puede estar pasado de madurez, sin embargo la
iniciativa llega demasiado tarde. Por ejemplo: Ya hace mucho que hay
niños que necesitarían una escuela Waldorf, pero los mayores han
dejado pasar la oportunidad de emprender la iniciativa necesaria. Al
fin surge en el lugar un pequeño grupo de iniciativa. Apenas comenzó
un grupo de juegos Waldorf, vienen muchos chicos. "Porque no abrir
enseguida un jardín Waldorf? En realidad ya debía existir una 1ª
clase, tal vez ya combinada con una 2ª clase..." La iniciativa
inmediatamente sufre una gran presión. Justamente, porque la
iniciativa nació demasiado tarde, ha d crecer, ahora precipitadamente,
y así toma el carácter de un nacimiento prematuro. Con estas paradojas
tan astutas trabaja este Dragón.
Pero en este caso los fenómenos de un nacimiento apresurado y del
crecimiento demasiado rápido, también son los mismos: la falta de
fuerza formativa interna y externa. Mediante la cantidad no surge
calidad. La iniciativa se destruye a si misma, mediante este crecimiento.



10. El Dragón de la Autonomía

El hombre prefiere ser independiente. Uno quiere conducir las cosas

bajo la propia dirección. Quiere pedir lo menos posible algo a otros.
Ante todo, en la etapa de comienzo de una iniciativa, las preguntas se
refieren mayormente al dinero. El grupo de iniciativas tiene ideas.
Ahí hay bastantes personas que quieren cooperar. Sólo faltan los
recursos materiales. Ya me he referido en la primera conferencia, a lo
que yace en la naturaleza de la cosa, que iniciativas nuevas reciben
posibilidades de comenzar sólo a través de regalías libros. Las
regalías muestran con claridad, si una iniciativa es querida. Y como
son regalías libros, no existe directamente la obligación de retribuir
algo.
El Dragón de la autonomía susurra a uno: "No debes mendigar por
donaciones. No debes hacer depender tu iniciativa de diversas damas y
caballeros. Una iniciativa que se respete a si misma, debe poder
mantenerse por si misma". En la práctica esto significa, que semejante
grupo de iniciativa contrate un crédito para disponer de recursos.
Busca créditos comunes con intereses más ventajosos. Pero esto
significa, que cada mes o cada año debe desenvolverse algo, así como
el interés. En si no es objetable. Pero se puede cuestionar, si esta
forma de financiamiento es adecuada en la fase inicial de una
iniciativa. La iniciativa en un estado demasiado prematuro, sufre una
carga: espiritualmente con una imposición de rendimiento,
materialmente con obligaciones de amortizaciones.
Por tal razón he visto caer diversas iniciativas en grandes problemas.
Por ejemplo un grupo de personas quería abrir un restaurante
alternativo. Se habían imaginado que iba a producir rédito al cabo de
un año. En el papel el cálculo el correcto: Tantas comidas por este
precio producirán tantos ingresos: "le descontamos los gastos y
nuestro salario, y queda un monto suficientemente grande, como para
devolver el crédito y los intereses".
La realidad fue otra. Ellos habían subestimado totalmente, que se
requiere al menos un año, para que un restaurante pueda integrarse en
la realidad de la vida del vecindario. La gente ha tenido que haber
hallado el acceso al restaurante y experimentado a quien se encuentra
allí, como es la atmósfera, la calidad de la comida, etc. Luego recién
se divulga.
Si al lactante se lo carga en esta etapa tierna con demasiadas
obligaciones, no podrá desarrollarse sanamente. El mencionado
restaurante mostró por años las cicatrices del Dragón de la autonomía.
Desarrollos nuevos deben recibir las posibilidades para comenzar, han
de desplegar sus alas libremente, gracias al calor de las regalías
libres. Ya sea mediante dinero proveniente de afuera, ya sea en
especies, en forma de ayuda voluntaria libre o a través del sacrificio
de los mismos pioneros.



11. El Dragón de Adaptación

A este dragón se lo puede denominar el Dragón de la rutina.

Un grupo tiene pensamientos idealistas buenos. También ha
experimentado concretamente, que hay una necesidad para lo que él
quiere emprender. Él comienza. Pero ya empieza a actuar la tenaz
realidad del mundo exterior. Ahí hay leyes educacionales que
prescriben las cosas imposibles, por ejemplo: cuantos metros cuadrados
tienen que haber por cada niño. El inspector demanda muy determinadas
exigencias de la contabilidad. Y a partir de una cierta cantidad de
colaboradores, debe constituirse un consejo escolar, una especie de
democratización prescripta legalmente. Hay normas, como han de
publicarse hacia fuera ciertas iniciativas. Se quiere constituir una
fundación y se descubre que por la normativa de las fundaciones,
recientemente modificada, es preciso incluir los artículos más
desagradables.
Así se choca por todos lados con la dura realidad Y cada vez está la
pregunta: ¿No es sencillamente mejor hacerlo así, como nosotros lo
consideramos correcto? ¿Debemos adaptarnos? ¿O nos atrevemos a
exponernos a una disputa pública con un sistema que no ofrece espacio
para una iniciativa, como nosotros la queremos?".
El Dragón adaptativo dice en cada paso: "Adáptate. Esta lucha con la
burocracia cuesta infinita cantidad de tiempo y de esfuerzo. No vale
la pena. Hay cosas más importantes. Vuestra idea es suficientemente
fuerte para poder permitirse semejante adaptación".
Y así se decide adaptarse. Este proceso avanza siempre con muy
pequeños pasos. El Dragón adaptativo trabaja con la así denominada
táctica del salame. El salame poco a poco disminuye al cortarle
delgadas rebanadas. El concepto viene desde la época de la guerra,
donde había sido también la táctica de la fuerza de ocupación. Ésta
intentaba somerternos paso a paso. En cada medida –entregar radios,
registro de las personas, limitar la energía eléctrica- venía la
pregunta: "Vale la pena resistirse ahora? Debo pasar por esta pequeñez
a la clandestinidad y cargarme riesgos?" Cada paso era tan pequeño,
que la mayoría decidió adaptarse. Pero quien miraba
retrospectivamente, por ejemplo después de tres años, adonde había
llegado con todos estos pasitos, se asustó fuertemente.
Así trabaja el dragón de la adaptación. Después de un par de años de
trabajo de este Dragón, un grupo de iniciativa dice luego: "Que tiene
nuestra iniciativa todavía de nuevo? Nos hemos conformado en todo
sentido. Ya no quedó nada más del entusiasmo alado del comienzo. Hemos
llegado finalmente a una rutina descolorida".



12. El Dragón Solista

Es más de una iniciativa, el mismo pionero es el mayor peligro para su

propia iniciativa. Conocemos de la mitología la imagen del padre que
devora a sus propios hijos. Esto qué quiere decir? Significa que una
persona o un grupo se identifica tanto con la iniciativa que apenas le
será posible a otro participar.
Estos pioneros apenas pueden imaginarse, que también otras personas
pueden ser co-portadores de sus iniciativas. Aun cuando la iniciativa
ya haya crecido fuertemente, de modo que se hace necesario llamar a
nuevas personas, también las que se ofrecen a compartir
responsabilidades, con frecuencia resulta que el pionero está presente
en todas partes, decide todo, determina la dirección. Por tal razón
surge el peligro, que buena gente experta finalmente vuelve a
desembarcar, porque sienten que no pueden realmente coparticipar.
Mientras que el pionero esté visible, personalmente presente, la cosa
está clara. Es que al principio también es necesario que el pionero o
el grupo de iniciativas irradie inspiración. El Dragón solista en
realidad recién comienza a actuar, cuando el pionero se vuelve
invisible. Pero él todavía tiene en todas partes sus amigos, gente que
tiene de una u otra forma algún compromiso con él. Suele suceder
también, que una familia pionera tenga la manija y que se encuentren
sobrinos y sobrinas en las más diversas posiciones clave. Los
colaboradores tienen así permanentemente la sensación que, a pesar de
todas las posibilidades de objeción y aparente franqueza, existe un
"círculos interno" que mueve detrás de las bambalinas los hilos. No
sería la primera vez, que una iniciativa sucumba con el pionero o con
su generación.



Resumen

Hemos llegado ahora al final, con la descripción de la serie de

Dragones, que encontramos en la práctica. Existen ciertamente muchos
más Dragones. También son posibles las más variadas combinaciones.
Pero queremos dejar la cosa así y verla en su totalidad.
En la descripción de cada Dragón habrá llamado la atención, que ellos
hacen algo en común. Realmente es así, cada Dragón tiene su Dragón
complementario. He de nombrar brevemente cada par de Dragones. Se
podrá ver, que uno actúa más fuerte desde afuera, el otro más desde
adentro.


El primer par:

El Dragón de la Subvención y el Dragón de la Autonomía

Tal como ya se describió, el Dragón de la subvención trae consigo el
peligro de depender totalmente de una autoridad subvencionadora o de
la herencia de una tía fallecida. Es peligroso conseguir sin esfuerzo
algunos, los recursos necesarios.
El Dragón de la autonomía, por el contrario, encierra la tentación de
no querer recibir nada del mundo en calidad de regalía. (Donación). Se
quiere implementar lo cosa desde el principio de un modo que pueda
mantenerse a si misma. Había descripto un restaurante que había
comenzado desde su inicio con una considerable carga de intereses y
amortizaciones.



El segundo par:



El Dragón Amateur y el Dragón Parasitario

El Dragón amateur produce el efecto, que el hombre no tiene
conciencia, que solo recién pueden realizarse cambios sociales, cuando
uno realiza también cambios en si mismo. Quien no trabaja en si mismo,
tampoco puede esperar aportar algo esencial a la evolución, apartado
de la propia evolución.
El Dragón parasitario seduce en forma inversa: Las personas están tan
recopadas por su autoevolución, que mal usan una parte del mundo
exterior para el propio progreso.
El Dragón amateur se concentra totalmente en el proyecto y deja caer
el desarrollo de las capacidades en el olvido; el Dragón parasitario
se concentra en su autorealización y utiliza al proyecto, -a los
clientes, a los niños-, como medio para su fin.



El tercer par:


El Dragón Administrativo y el Dragón Solista


El Dragón solista conduce a que una persona o un pequeño grupo, tenga
en sus manos toda la iniciativa social. Él devora, por así decirlo,
permanentemente a su propia iniciativa, de modo que no queda más
espacio para otros.
El Dragón de la administración hace lo inverso. Rápidamente se
distancia de la iniciativa, cede a otros el margen espacial de acción.
Luego estos tienen que hacerlo. Pero desde la distancia, desde afuera
la intervención será burocrática.
En un caso, el del Dragón solitario, las personas portadoras son del
todo uno con el impulso portante. En el otro caso, el del Dragón
administrativo, ambos (impulso y portador) sufren un estiramiento
disociante nada fructífero. Aquellos que (creen que) portan el
impulso, dejan que otros, mediante "control remoto", hagan el trabajo.



El cuarto par:



El Dragón Organizativo y el Dragón de la Prisa


El Dragón de la organización fue descripto como la causa de una
situación, en la cual la forma viola a la vida. No se tiene confianza
en los procesos de vida. No se cree, que los ríos cavan sus propios
lechos. El Dragón de la organización produce de entrada formas: formas
legales, formas organizativas, procedimientos, distribuciones del
trabajo, etc.
El Dragón de la prisa nos lleva hacia otra zona de peligro: la sobre
abundancia. La cosa crece y crece y sucumbe en el caos. Ya no se
acuerdan plazos, no existe estructura, no existe marco legal. Todo
crece rápidamente y sin forma.
Es sabido que la vida requiere un equilibrio entre la forma y el
movimiento. La balanza puede desviarse hacia uno y otro lado.
Demasiada forma quita la vida. Más, si la vida crece prolífera sin
forma, no puede ser el espíritu efectivamente activo.



El quinto par:


El Dragón Narcisista y el Dragón Adaptativo

El Dragón narcisista actúa de modo tal, que un grupo se enamora de sus
propias ideas o ideales. Ya no percibe la realidad. Si al logro del
ideal se halla unido demasiado el deseo, deja de percibirse, si el
mundo realmente demanda tales iniciativas.
Con el Dragón adaptador comienzo a ser la realidad tan cohercitiva,
que se pierden las ideas originales. Estas se dejan caer entonces como
"rebanadas de salame, una tras otra".
También aquí nos encontramos con un variante de la misma polaridad:
demasiado fuerte hacia adentro y demasiado fuerte hacia fuera.



El sexto par:


El Dragón Disociativo y el Dragón Sectario

El Dragón disociativo quiere juntar lo que dentro de un grupo de
iniciativa no puede actuar fructíferamente en forma conjunta.
El Dragón sectario quiere limitar lo que está destinado para todos
hacia fuera, a un pequeño grupo del mismo parentesco espiritual. En la
primera conferencia ya había dicho, que no vale la pena que personas
provenientes en la pedagogía, de muy distintas imágenes del hombre y
orientaciones espirituales, funden juntos una escuela. Naturalmente
pueden encontrarse en el nivel científico, pueden aún tener uno del
otro todo el respeto humano. Pero esto es algo todavía muy distinto al
trabajo con conjunto, al servicio a brindar conjuntamente a otros.
Esto sucederá del modo más productivo, si las personas se encuentran
con libertad.
Esta libertad vale también desde el otro lado. Los pacientes deben
estar en condiciones de elegir a su propio médico, y los padres a la
escuela de su confianza. Pero esto tan solo recién tiene sentido, si
existe la posibilidad de una real selección. No, si existen masas
grises de escuelas y centros de salud promedios, sino una colorida y
variada diferenciación de distintas iniciativas. En una vida
espiritual libre deben poder florecer las más diversas iniciativas en
el campo del arte, de la religión, de la ciencia, de la educación, de
la sanidad, etc.
En la vida económica vale otro principio. Por la división del trabajo
y por la resultante dependencia recíproca, ha de valer aquí la
fraternidad, la prestación de servicio: esto quiere decir, acogerse a
las necesidades del otro, poner a disposición de las propias
capacidades para aliviar las penurias de otros. Y el que necesita lo
que puede ofrecer, debe tener también la posibilidad de poder utilizar
estos servicios. Y esto vale también para una escuela: ella abrirá sus
puertas para todos los interesados en esta escuela.
El Dragón disociante y el Dragón sectario intentan invertir estos dos
principios. El uno intenta realizar una especie de fraternidad al
decir: "Ustedes tienen tanta libertad de guardarse los frutos del
trabajo para ustedes mismos, o al menos para un pequeño grupo elegido".
Estos dos Dragones intentan actuar contra la trimembración social, por
cuanto invierten los principios propios de la vida espiritual, con los
de la vida económica, respectivamente.
Hemos pues ordenado todos los Dragones en seis pares (ver esquema). Si
observamos a los pares otra vez, se ven en el lado izquierdo Dragones
quqe dejan penetrar demasiado el mundo exterior hacia el interior,
impidiendo la adecuada unidad. Y justamente es necesaria esta unidad
para que algo pueda madurar, y así una iniciativa logre una fuerte
identidad propia. En el otro lado se ven Dragones que seducen a un
grupo a cerrarse demasiado, a vivir demasiado fuerte en sus propias
ideas y así alejarse del mundo.



Demasiado abierto Demasiado cerrado

1º Par: Dragón subvencionador Dragón autonomizante

2º Par: Dragón amateur Dragón parasitario
3º Par: Dragón administrativo Dragón solitario
4º Par: Dragón apresurado Dragón organizativo
5º Par: Dragón adaptador Dragón narcisista
6º Par: Dragón disociador Dragón sectario




III. INTENTO DE CARACTERIZAR LAS SEIS

 POLARIDADES TODAVÍA DE OTRO MODO

LA POLARIDAD ARQUETÍPICA


EL DRAGÓN INVERNAL Y EL DRAGÓN ESTIVAL


LA POSICIÓN DEL MEDIO


Hemos puesto a toda la familia de Dragones en un cierto ordenamiento.
Vimos, que como pares son complementarios, y que juntos siempre forman
una polaridad. Creo que es importante nombrar a estas polaridades con
más precisión. Es que todas son una metamorfosis de una polaridad
arquetípica. Esto ha de nombrarse como interior-exterior,
espíritu-materia, masculino-femenino. Sin embargo es importante ver,
cual es la envoltura, cual la vestimenta, la forma en que aparece en
cada caso la polaridad arquetípica. Por tal razón quisiera considerar
otra vez a estas seis polaridades y tratar de hallar conceptos que
expresen la polaridad respectiva. Y pido con énfasis mantener alejado
todo dogma. Los Dragones fueron hallados empíricamente. Casualmente
son doce. He tratado de ordenarlos algo. Trataré pues con cuidado,
hallar conceptos ahora para ello. Todo esto está en desarrollo. No es
cuestión de elaborar un sistema, sino de mantenerlo en movimiento.

El primer par estaba conformado por el Dragón de la subvención y por

el Dragón de la autonomía. ¿Qué polaridad se expresa allí? La vida
social consiste en dar y tomar, en derechos y obligaciones. Y en esto
la cuestión central es siempre: en qué medida me sustenta a mi mismo
el entorno y en qué medida hallo a mi centro, para que pueda sustentar
a una parte del entorno?
Un niño pequeño es sustentado totalmente por su entorno.
Paulatinamente alcanza independencia. Más tarde puede sustentar a
otros. Traducido a lo macro-social, significa: La vida espiritual debe
estar sustentada materialmente por su entorno económico. La vida
económica, la que produce excedentes (ganancias), tiene la posibilidad
de sustentar materialmente a la vida espiritual.
Pero la polaridad vale también a la inversa: La vida económica depende
totalmente de la fecundación por medio de la vida espiritual.
Constantemente tiene que concebir, lo que las personas dan como
capacidades, ideas e iniciativas. Espiritualmente considerada, la vida
cultural siempre tiene excedente. Es que allí se desarrollan
capacidades que pueden regalarse.
Por tal razón caracterizo a esta polaridad así: estar sustentado por
el entorno y co-sustentar al entorno.


El segundo par estaba formado por el Dragón de la organización y por

el Dragón de la prisa. En esta dupla de organización y expansión se
expresa una polaridad clásica: Forma y movimiento. Toda vida tiene en
si mismo movimiento, pero requiere también forma. Puede ser una forma
temporal, por ejemplo un ritmo. El ritmo es movimiento formado, se
forma que se mueve. En el ritmo del inspirar y expirar siempre hay
movimiento, pero también una formación en el tiempo.
La forma puede ser espacial: una forma organizacional o la instalación
de un edificio. Otra vez la cuestión central es: ¿En qué medida se
halla la forma social al servicio del movimiento? Y si se deja a la
vida social librada a si misma, la pregunta es: ¿Ha creado el
movimiento formas propias suficientes, o es necesaria una ayuda posterior?


El tercer par estaba formado por el Dragón solista y por el Dragón de

la administración. En los dos ejemplos que mencioné, ambos Dragones se
mezclaban un poco, se hicieron algo difusos. Así también es la
realidad. Frecuentemente trabajan juntos y son difíciles de reconocer.
Cuál imagen arquetípica está detrás de esta polaridad? En qué forma
aparece aquí la polaridad interior-exterior? Desearía describirla como
la polaridad del fundador y colaborador.
Una iniciativa tiene siempre un carozo de iniciativa. Es un grupo que
tiene entusiasmo y que quiere algo, que tiene el coraje de realizar
ideas a pesar de los impedimentos. Estas personas son los fundadores,
aún en una etapa posterior, porque continuamente debe "fundarse" de
nuevo. Ahora viene desde el mundo exterior una especie de movimiento
contrario. Una iniciativa buena atrae personas que se unen a ella o
que quieren colaborar por otros motivos. El primer movimiento proviene
directamente de la iniciativa de fundación, el segundo movimiento es
convocado.
Los ejemplos muestran dos extremos. Lo común a ambos es que, los
fundadores de la iniciativa continúan considerándose ellos mismos como
los portadores del impulso. Desde esta responsabilidad no permiten
participar a los nuevos en la determinación decisoria. En el Dragón
solista sucede esto desde adentro, en a forma más o menos visible,
pero claramente palpable. En el Dragón administrativo ocurre lo mismo
desde afuera, formalizado en la responsabilidad administrativa.
El trabajo de estos Dragones puede conducir a un polarización estéril
entre los fundadores y los colaboradores. Los colaboradores se
organizan y exigen por el camino democrático su derecho de
coparticipación. Y con ello suele, aparte de la mencionada
polarización, entrar un elemento democrático en un ámbito, donde no
debe estar.
Un ejemplo: Un pequeño grupo de padres trabaja desde hace tres años
intensamente en la preparación de una escuela. En el momento, en que
comienza la escuela, viene otro grupo (aquellos, que traen a sus niños
a la escuela). Este último opina, que ya puede coparticipar y co-decir
en todo. Semejante grupo suele estar luego muy indignado, si el grupo
de iniciativa se reserva para la iniciativa una cierta responsabilidad
propia y quiere guardar su identidad.
Hay casos, en que por una democratización de esta especie, la
iniciativa se volvió en muy poco tiempo falta de fuerza y descolorida.

El cuarto par se formaba por el Dragón amateur y el Dragón parásito.

En la descripción del Dragón amateur, las personas se habían entregado
totalmente a la iniciativa, pero con despreocupación de su propio
desarrollo. En el caso del Dragón parasitario, las personas se
hallaban ocupadas con su propia evolución y dieron muy poco al mundo
exterior.
En el trabajo que se hacía en el marco del Instituto para el
desarrollo Organizacional (NPI), lo denominábamos la polaridad de los
procesos de aprendizaje y de los procesos de cambios organizacionales.
Aquí quisiera denominarlos de otro modo: Regalar y desarrollarse. Si
nada se desarrolla, tampoco se puede regalar algo. Por el otro lado:
en cuanto se emprende algo, recién entonces, se experimentan
realmente, o se despiertan las exigencias y las necesidades de desarrollo.

El quinto par se formaba por el Dragón disociador y el Dragón

sectario. Ya hemos hablado bastante sobre esta polaridad. En un caso,
el fruto es monopolizado por el grupo y no regalado a la sociedad. En
el otro, las agrupaciones trabajan juntas dentro de la iniciativa,
siendo tan antagónicas, que impidieron surgir una clara identidad
propia. Por tal razón quiero circunscribir a esta polaridad con las
palabras identidad y sociabilidad: de encerrarse, para hallar la
propia identidad, y de abrirse totalmente, para poder compenetrarse de
las necesidades de los otros y no sólo las de un pequeño grupo
profesional.

El sexto par estaba constituido por el Dragón de la adaptación y el

Dragón narcisista. Otra vez la misma polaridad como en las cinco
anteriores, pero con otra vestimenta. En el Dragón narcisista, las
personas están muy ocupadas con el futuro. Permanentemente hablan como
ha de ser todo. Ellos llevan fuertemente en si mismos a los ideales.
Los ideales son imágenes con carácter futuro. Alrededor de ellos hay
un mundo, producido por el pasado. Se encuentran allí formas jurídicas
que todavía provienen del Imperio Romano y aún estructuras jerarquías,
cuyas raíces están en el Antiguo Egipto. Todo este pasado continúa
viviendo en el presente, una innegable realidad. Darse cuenta de ello
es necesario, si se quiere trabajar fructíferamente. Sin embargo, uno
puede ser tan cautivado en esto, que pierde su ideal futuro y se
adapta al pasado.
Por tal razón denominamos brevemente a esta polaridad con las palabras
futuro y pasado. El gran desafío de esta polaridad es el coraje de
vivir hacia el futuro con altos ideales y al mismo tiempo transformar,
con sumo interés y sentido realista, el presente comprendido como
producto del pasado.

Hasta aquí quisimos llevar el intento de expresar en palabras, como la

misma polaridad siempre vuelve a aparecer en una forma distinta. La
polaridad arquetípica entre el espíritu y la materia, aparece siempre
en colores nuevos, en constante metamorfosis.
Al colaborar concretamente en un proyecto social, participar en una
iniciativa social, puede ser una ayuda, si uno mismo reconoce, en que
forma aparece ahí la polaridad. La respuesta a esta situación puede
ser aún la culminación del proceso cognoscitivo. La formación de
juicio transcurre en un ritmo entre el camino de la elección
("Queremos cambiar el mundo") y el camino del conocimiento ("Queremos
comprender el mundo"). El camino de elección tiene lugar dentro de la
polaridad de fines y medios: un ir y venir rítmico entre la pregunta
de lo que realmente queremos y la pregunta, de como queremos, en la
acción concreta, lograrlo. En el camino del conocimiento, este ritmo
tiene lugar entre los polos del percibir y del pensar. Se juntan
hechos y percepciones y se trata de comprenderlos mediante
pensamientos. Pienso que la pregunta esencial está sobre el camino del
conocimiento: ¿En cuál polaridad nos hallamos y cómo estamos parados
en ella? Uno trata de comprender, en el sentido de una o varias de las
nombradas polaridades, la realidad social en la que se está con la
iniciativa. Uno puede moverse interiormente con la iniciativa a lo
largo de las polaridades, sopesando y preguntándose continuamente, que
fuerzas están actuando. Demasiada forma o demasiado movimiento;
demasiada poca identidad o demasiada poca sociabilidad, me cuido a mi
mismo o sustento a otros, etc.
Si uno desarrolla un sentir con respecto a que fuerza está actuando,
sabrá también la dirección a tomar por el camino de la elección.
Porque en el camino de elección la pregunta es siempre: ¿Cómo podemos
guardar un sano equilibrio?
Con la palabra equilibrio como leitmotiv (motivo guía) deseo llevar
esta colección de Dragones a una imagen de relaciones (ver esquema).



Arriba están seis de los Dragones descriptos. Los caracterizo como

Dragones estivales. En el verano somos proclives a perdernos en el
entorno, en la naturaleza, en las impresiones sensoriales. Abajo están
los otros seis Dragones. Ellos quieren conducirnos a la tentación de
hacernos ocupar demasiado con nosotros mismos, con nuestras ideas, con
las formas por nosotros inventadas, con nuestro desarrollo. Los
denomino Dragones invernales, porque en invierno está la necesidad de
llegar a uno mismo, de ocuparse en si mismo en pensamientos.
En el medio está el hombre, el participante de la iniciativa, o el
grupo de participantes de la misma. Los caracterizo como artistas del
equilibrio. Con ello se expresa, que el hombre es un ser del medio. Él
es ciudadano de dos mundos. Él tiene con su pensar, pero también con
su sentir y querer la posibilidad de vivir totalmente en la realidad
de un mundo espiritual. Pero igualmente tiene la capacidad, en la
percepción y con su actuar concreto, de vivir y trabajar en el mundo
físico-sensorial. El hombre está en casa tanto en el mundo espiritual,
como en la tierra. Es el único ser de la creación que tiene la
posibilidad de portar su identidad espiritual aquí en el mundo
físico-sensorial y ser conciente de ello. Los minerales, las plantas y
los animales tienen una realidad física sobre la tierra, pero el
principio espiritual obrante en ellos, permanece en regiones
superiores, sin que ellos tengan conciencia de ello. Los seres
jerárquicos superiores al hombre, llevan con conciencia su entelequia
hacia mundos superiores al hombre, pero no tienen un cuerpo físico en
la tierra. El hombre es el único ser que lleva su entelequia sobre la
tierra en un cuerpo y que puede vivir con plena conciencia en dos mundos.
Este dominio del medio, esta posición del medio es como posibilidad un
hecho. Conquistar este centro, mantenerse parado en él, es la esencia
de la libertad humana. Este centro no es una cuestión aburrida,
estática. Es extremadamente dramática, dinámica; debido a que el
hombre en su camino hacia la libertad se desliza constantemente hacia
abajo en dos direcciones. Dos ámbitos de poder ejercen sus influencias
sobre él. Sólo si usa para el bien las fuerza que sobre él ejercen
influencia, puede en el andar hacia delante alcanzar su meta. Similar
al equilibrista, que mantiene a su vara equilibrante no sólo
horizontal, sino que deja que oscile continuamente a la derecha y a la
izquierda, hacia arriba y abajo. Usa las fuerzas, que quieren tirarlo
al abismo, para mantener su equilibrio, para caminar hacia adelante.
Así también es con el grupo de iniciativa. Éste tiene que saber usar
las fuerzas que lo quieren descolocar hacia fuera. Un grupo tiene que
ocuparse a fondo de su propio desarrollo, pero también debe poderse
regalar. Debe permitir movimiento, pero también intervenir formando.
Debe tener el coraje de dejarse sustentar en el momento justo, pero
llegado el momento, también sustentar a otros. No ha de dejarse quitar
como grupo fundador la iniciativa y sin embargo debe dar espacio a los
nuevos. Debe tener el coraje de pensar ampliamente hacia el futuro y
sin embargo reconocer plenamente a la realidad de lo ya hecho. Debe
saber limitar la iniciativa por su misma identidad y, sin embargo,
estar en condiciones de regalar sus frutos de modo altruista.
Cada paso hacia uno de los sentidos es necesario y peligroso. Porque
en la unilateralidad encontramos un aspecto de lo malo, que
necesitamos como fuerza oponente para nuestra evolución. Rudolf
Steiner describe en sus investigaciones científico-espirituales al
malo en su aspecto dual. En conexión con una antigua tradición
denomina a uno de los poderes Ahriman: El que quiere atarnos a la
tierra, hacer de nosotros robots extremadamente inteligente, pero no
libres. Al otro poder lo denomina Lucifer: Éste quiere enajenarnos de
la tierra y llevarnos a permanecer en un mundo de apariencias de
ilusiones soberbias.
Si consideramos una vez más la imagen con los doce Dragones, podemos
imaginarnos en los Dragones estivales a Ahriman. Él quiere
encadenarnos al mundo, a lo hecho, a lo externo. Hemos de olvidar
nuestros ideales y adaptarnos totalmente a las circunstancias terrenales.
En los Dragones invernales podemos imaginarnos a Lucifer. Él quiere
que olvidemos la tierra, de modo que tan sólo estemos ocupados con
nosotros mismos.
En el comienzo mencioné la paradoja de la "iniciativa social":
totalmente nacida desde el yo y sin embargo del todo dirigida hacia el
otro. Yo afirmaba, que la solución de esta contradicción está
relacionada en algo con la realización de la libertad.
Ambas potencias opositoras intentan solucionar a su modo esta
paradoja. Ahriman nos hace seres aparentemente sociales: adaptados,
pero sin identidad propia. Lucifer nos hace seres aparentemente
individuales: egoístas inflados sin reales relaciones sociales.
Pero estas potencias oponentes pueden desplegar sus acciones sólo a
través del hombre. Y esto sólo también, si el hombre no domina las
fuerzas de ellos. No obstante el hombre puede aprender a dominar las
fuerzas de los oponentes. Puede permitirse menear hacia delante y
hacia atrás, hacia adentro y afuera, si él en si mismo halla un punto
medio un punto medio fuerte, el centro fuerte que lo sostiene.
Con qué fuerza podemos contar ahí en nosotros mismos? Con la fuerza de
Cristo. Cristo, viniendo desde las más elevadas regiones espirituales,
fue totalmente hombre. Experimentó el destino terrenal hasta la muerte
física. En la resurrección es Él la fuerza viviente, que cada uno de
nosotros por si mismo puede hallar en si y que los hombres pueden
experimentar obrando en sus mutuas relaciones.
Por esta fuerza podemos mantenernos erguidos en el Centro y usar las
fuerzas de ambos polos –que entonces perdieron sus efectos malos- para
una evolución positiva.
Esto se expresa en la gran plástica de madera creada por Rudolf
Steiner para el primer Goetheanum, centro del movimiento
antroposófico: en el Representante de la Humanidad, quien al andar
hacia aelante, crea entre Ahriman y Lucifer un especio libre,
asignando a ambas potencias sus lugares.



















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