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Espacio de estudio e intercambio

viernes, 28 de marzo de 2014

Artículo español sobre la Cuatriestructura y Trimembración del Ser Humano

Un acercamiento a la Cuatriestructura y a la Trimembracion del Ser Humano





Cuando se considera con igual importancia y se es capaz de reconocer, tanto la parte física humana como su parte psíquica, es posible observar que lo anímico/ espiritual muestra leyes evolutivas propias. El YO del ser humano, de índole espiritual, se tiene que medir con esas leyes que otorgan una nota determinante a sus crisis existenciales y a las patologías psíquicas. El desarrollo de nuestro cuerpo físico, dotado anímicamente, y la evolución de nuestra organización espiritual (ver el punto 1,6 a continuación) propiamente dicha son dos cosas diferentes. A continuación destacamos algunos de los aspectos que se deben tener en cuenta en la valoración de estos trastornos.

Más allá de su contenido en Psiquiatría convencional, en Medicina Antroposófica (1) los conceptos ampliados de Histeria y Neurastenia, representan dos tendencias fisiológicas o disposiciones arquetípicas. Al reconocerlas, el médico tiene la posibilidad de tratar multitud de síntomas (psíquicos, funcionales y orgánicos) de estos enfermos de una forma más global o abarcadora. La dinámica patogénica de estas disposiciones se entiende cuando se tiene en cuenta la constitución cuatripartita del cuerpo humano (YO, Organización Astral, Organización Etérica y Organización Física), así como su estructuración funcional (Polo Neurosensorial, Sistema Rítmico y Polo Metabólico-Motor).



Los miembros constitutivos


El ser humano y la naturaleza se encuentran emparentados por su evolución común. De esta manera la formación del cuerpo, la vida, la conciencia del mundo y la de sí mismo representan las cuatro grandes etapas de la evolución que conducen desde el reino mineral hasta el ser humano. Esas cuatro grandes fases corresponden en el ser humano a su cuerpo físico, su organización vital, su organización anímica y su YO. Nos podemos considerar emparentados con el reino animal por nuestra organización anímica, con el reino vegetal por la - vital y con el reino mineral por la - física. Pero además poseemos la facultad de conciencia de nosotros mismos.




Reino Mineral

Reino Vegetal
Reino Animal
Ser humano






Organización del YO




Organización Anímica/ Astral




Organización Vital/ Etérica





Cuerpo Físico

Inanimado

Dotado de Vida

Dotado de Alma
(Alma – grupo)

Dotado
 de Espíritu




La tripartición funcional



No obstante, para comprender al ser humano y a su organización cuatripartita, necesitamos aún completarlo con los tres principios básicos que impregnan al universo: el principio de forma o solidificación, el de volatilización o dilución y el de intercambio o equilibrio. En cada uno de los cuatro elementos que componen al ser humano –cuerpo físico, cuerpo etérico, cuerpo astral y YO- volvemos a encontrar este principio trinitario. Los sabios de la antigüedad lo conocían como “Tria Principia”.


El polo neuro-sensorial

En el cuerpo físico, distinguimos al sistema neurosensorial como un polo de calma, donde se afianzan los pensamientos como resultado de nuestras percepciones y de nuestra facultad de pensar. Los intercambios y vínculos con el mundo exterior se realizan gracias a las percepciones sensoriales y conducen al pensamiento individual. En este sentido hablamos de una dinámica de formación. El cerebro, el sistema nervioso y los órganos sensoriales constituyen su base fisiológica. Muy pronto, los órganos son restringidos en su vitalidad y se aminora su capacidad de dividirse y multiplicarse. Casi no se regeneran y no siempre pueden reconstituirse después de lesiones. En este ámbito tienen lugar las actividades de la vigilia. Es la base de la conciencia humana. Posee una mayor relación con la organización Astral

En oposición y unidad con este sistema, encontramos en el cuerpo humano al sistema metabólico y motor.


 El polo metabólico y motor

En este polo de movimiento predominan la regeneración y transformación. Las sustancias extrañas al organismo son metamorfoseadas para ser a continuación asimiladas. Aquí tiene lugar el intercambio y la relación con la materia. Estos procesos se desarrollan por completo fuera de la conciencia y constituyen el fundamento de la voluntad, es decir, de la facultad de actuar. Sobre todo, se relaciona con la organización Etérica o Vital.

El sistema rítmico

Las dos tendencias polares antes explicadas se mantienen en equilibrio gracias a los procesos rítmicos mediadores que permiten una acción regularizada en el organismo, entre esos polos incompatibles de calma (forma) y de movimiento (disolución). El sistema circulatorio con el corazón y los pulmones constituyen su base fisiológica, así como las actividades rítmicas de la digestión, etc. El sistema rítmico equilibra permanentemente ambas polaridades. Constituye la base sobre la que se puede extender la vida de los sentimientos. Lo podemos vincular sobre todo con el YO humano.


La tendencia histérica

Los elementos constitutivos en el polo inferior, donde predominan los intercambios y el movimiento, actúan de forma estrecha. La acción del YO sobre el resto del organismo se produce de forma escalonada mediante la Organización Astral, Etérica y Física. En esta región Metabólico – Motora encontramos proporcionalmente una mayor actividad de los procesos de construcción (anabólicos), de elaboración, regeneración y vitalidad, que son transportados por la sangre a todo el organismo y a la región Neuro-Sensorial. Esta corriente es regularizada, ritmada por el corazón. En la Histeria encontramos una excesiva autonomía de estas actividades que no pueden ser controladas por el polo superior, Neuro-Sensorial. Este desequilibrio, que puede tener su etiología en la presencia de actividades metabólicas no integradas, o bien desbordadas fuera de sus ámbitos, se manifiesta en una serie de síntomas funcionales, tales como parestesias, vértigos, parálisis, anorexias, ahogos, cefaleas, hiperestesias, etc. Desde el punto de vista psicológico, son pacientes que muestran una llamativa susceptibilidad y mimetismo, que les hace vulnerables a las influencias exteriores, así como una gran mutabilidad de estos síntomas. En la alergia tendríamos un correlato orgánico de estas manifestaciones funcionales de la histeria.


La tendencia Neurasténica

En el extremo opuesto, en el polo superior, Neuro-Sensorial, las distintas organizaciones actúan de forma más autónoma. A este nivel, el YO, en lugar de actuar con la mediación de los restantes cuerpos, se vincula directamente al organismo siguiendo las vías nerviosas e induce procesos de degradación, muerte y estructuración, los mismos que hacen posible, de forma fisiológica, el pensar y la conciencia. La Neurastenia se caracteriza por un predominio de lo Neurosensorial, que se agota en las actividades nerviosas, debilitando o incluso atrofiando por falta de estímulos a los procesos metabólicos de regeneración y asimilación. Este desequilibrio impone a todo el organismo la dinámica propia de las enfermedades nerviosas: forma, rigidez, estatismo, restricción. Desde aquí habría que entender los trastornos del sueño, dolores diversos, tics, neurosis obsesivas y falta de voluntad, sólo por citar algunas de las posibilidades del paciente neurasténico. Psicológicamente les caracteriza una interpretación hipocondríaca de sus síntomas, a los cuales otorgan una excesiva importancia. Se podría denominar a la Neurastenia como un estado latente o tendencia a la esclerosis, como su correlato orgánico.



Los órganos cardinales

De forma simultánea a estas dos tendencias básicas, la medicina Antroposófica ofrece una nueva forma de entender las distintas tipologías, basadas en la teoría de los humores cardinales, y caracterizada por las relaciones de equilibrio entre sus correlatos orgánicos: pulmón, hígado, riñón y corazón. Estos son los denominados cuatro órganos cardinales porque de forma tradicional se les ha atribuido un papel dominante, relacionado con los temperamentos, y por lo tanto, con el desarrollo de determinadas tendencias patológicas. Estas relaciones, incluyendo los cuerpos constitutivos se resumen en la tabla siguiente:






Miembro
Constitutivo


Órgano
Cardinal

Elemento

Temperamento

YO

Corazón

Fuego


Colérico

Org. Astral

Riñón

Aire


Nervioso

Org. Etérica

Hígado

Agua


Flemático

Org. Física

Pulmón

Tierra


Melancólico

Con el riesgo de incurrir en esquemas no deseados, esta matización se podría describir como:

Pulmón

Relacionado con el elemento Tierra, lo que le otorga una dinámica más pesada, mineralizada e inmóvil. Está relacionado con la Organización Física. El sujeto tipo pulmón teme al mundo exterior y se repliega en una melancolía silenciosa. Se corresponde con el temperamento melancólico. En la Teoría Humoral clásica es la Bilis Negra, carácter de fuerza y poca irritabilidad, que tiene que ver con los sabores astringentes. Una tendencia masculina en este tipo le inclinaría al Flemático, mientras que una tendencia femenina le inclinaría al Colérico. Se le considera un signo Y’ing, “femenino” y centrípeto.


 Hígado

Relacionado con el elemento Agua, y por lo tanto, es el órgano de la Organización Etérica o de las fuerzas modeladoras plásticas, de regeneración. Como órgano, el hígado tiene un gran contenido de líquido, y constituye el centro principal del metabolismo. El sujeto tipo Hígado es débil, con tendencia a la depresión. Posee un temperamento flemático y teme afrontar la vida. En lo Humoral, es un carácter de poca fuerza y poca irritabilidad, es la Flema, también relacionada con el sabor Amargo, un aspecto que ha aprovechado tradicionalmente la farmacopea. La tendencia masculina lo inclina a lo Sanguíneo o Nervioso, y la femenina al Melancólico. Al igual que el signo anterior, es considerado como signo Ying, “femenino” y centrípeto.

Riñón

Está relacionado con el elemento Aire. La dinámica de lo aéreo otorga a este tipo una gran versatilidad de movimientos, un andar ligero, emociones vivas y cambiantes, aunque inconstantes. Son pacientes nerviosos y con tendencia a padecer hipertensión. El miedo a la enfermedad y al sufrimiento le es característico. En el fracaso del riñón para “humanizar” la proteína ingerida tenemos que considerar la causa principal de la esquizofrenia (ideas fijas y alucinaciones que se comportan como cuerpos extraños a los que el YO se opone sin éxito). Como lo clasificara Rudolf Steiner, se corresponden con el temperamento Sanguíneo, o Nervioso. En lo Humoral están relacionados con la Bilis Amarilla, muestran poca fuerza y gran irritabilidad. Su sabor es ácido. La tendencia masculina lo inclina al Colérico, mientras que la femenina al Flemático. Es un signo “masculino”, Yang, centrífugo.

Corazón

Se relaciona con el elemento Fuego, que imprime una dinámica activa, tanto desde la voluntad como desde el pensamiento. Estos sujetos tienen necesidad de afirmarse y soportan mal las contrariedades. La actividad permanente del corazón, armonizando fuerzas opuestas, les otorga un miedo visceral a la muerte, a veces incluso obsesivo. Su temperamento es Colérico. Desde el punto de vista Humoral está relacionado con la Sangre, muestran mucha fuerza y mucha irritabilidad, su sabor tiene que ver con lo Dulce, su tendencia masculina le inclina al Melancólico y la femenina al Sanguíneo o tipo Riñón. Es un signo “masculino” como el anterior, Yang, centrífugo.



Tabla de las tendencias cardinales

 

YANG

CENTRÍFUGO

 

RIÑÓN


Elemento:             Aire
Temperamento:   Nervioso
Clasif. Humoral:  Bilis Amarilla
Fuerza:                                    ¯
Irritabilidad:                            ­
Sabor:                Ácido



CORAZÓN


Elemento:             Fuego
Temperamento:   Colérico
Clasif. Humoral:  Sangre
Fuerza:                                    ­
Irritabilidad:                            ­
Sabor:                  Dulce

HÍGADO


Elemento:             Agua
Temperamento:   Flemático
Clasif. Humoral:  Flema
Fuerza:                                    ¯
Irritabilidad:                            ¯
Sabor:                  Amargo



PULMÓN


Elemento:             Tierra
Temperamento:   Melancólico
Clasif. Humoral: Bilis negra
Fuerza:                                    ­
Irritabilidad:                            ¯
Sabor:                  Astringente

YING
CENTRÍPETO



En el transcurso de una vida, estas tendencias cardinales están sujetas a variaciones, con frecuencia menor. No obstante existen casos en que una tendencia histérica pueda encontrarse bajo influencias neurasténicas, y viceversa (aunque mucho más raro). Para las cuatro tipologías cardinales mencionadas puede tener lugar el mismo proceso histérico o neurasténico.

No obstante conviene tener en cuenta que el ser humano, además de las anteriores clasificaciones, también ha sido contemplado en su aspecto astral en referencia a los “Siete Metales Planetarios” (Plata, Mercurio, Cobre, Oro, Hierro, Estaño y Plomo, en el orden que se cursa su influencia a lo largo de la existencia), y más allá, con respecto al Zodiaco, que se vincula a distintas partes del cuerpo (por ejemplo: Aries, cabeza; Tauro, cuello); y órganos sensoriales, así como minerales. Pero estas estructuras quedan fuera del propósito de este folleto, que es el de aportar una guía rápida para relacionar las patologías en el ámbito psicosomático con la propuesta de medicamentos antroposóficos.



El desarrollo del psiquismo



El desarrollo del cuerpo físico en el ser humano es diferente a la evolución de su organización psíquica. Con la maduración de los órganos reproductivos, hacia los 14 años, nace el psiquismo de manera consciente. Esto coincide con el nacimiento de una organización Astral propia, diferente de la familiar. Antes de comprometerse en una evolución autónoma, esa vida psíquica que despierta y se vuelve personal tiene que confrontarse con las nuevas funciones del cuerpo. En ese momento se evidencian las turbulencias de la pubertad. No se puede hablar de una verdadera evolución del psiquismo antes de la conclusión del desarrollo somático, cerca de los 20 años, que se revela con el fin del crecimiento corporal así como del rostro.

Durante el periodo embrionario y la infancia (hasta los 7 años) culmina la dinámica Plata o Luna: reproducción y proceso vitales de renovación. Favorece la fecundación y la vida embrionaria, el anabolismo, el nacimiento, el crecimiento y la edificación del cuerpo del niño, así como su consciencia llena de imágenes, su poder de mimetismo, su fantasía, y su confianza en ser protegidos por el medio.

En la edad escolar (de 7 a 14 años) la dinámica mercurial es determinante en el cambio de la dentición y el desarrollo del intelecto. El escolar crece, se despierta su interés por el mundo. Salta rápidamente de un sujeto al otro, se adapta fácilmente y se parece a un barómetro de mercurio, condicionado por el exterior. Aprende a utilizar su intelecto y se apropia en algunos años de estudio de un conocimiento general superficial.

La adolescencia y juventud (de 14 a 21 años) están marcadas por la dinámica Cobre o Venus, que inflama el sentimiento y actúa fisiológica-mente sobre el metabolismo y la sexualidad. De alguna manera, el adolescente contempla al mun-do como en un espejo coloreado de Cobre; todo trastorna su corazón, provocando reacciones sentimentales violentas, simpatías y antipatías. Es la época de las emociones nacientes, del intercambio de sentimientos, de las primeras amistades y amores, del desarrollo del instrumento del sentimiento que oscila, en sus inicios, entre el exceso y el defecto.

Se puede afirmar que podemos declarar como mayor de edad al ser humano que llega a los 21 años, ya que hasta ese momento su YO estaba aún comprometido en el desarrollo de su cuerpo físico.

La edad del Alma (entre los 21 y 42 años) está regida por la dinámica Oro o Sol. Esta dinámica marca el sistema cardiovascular y favorece un equilibrio armonioso de las fuerzas. Es el “apogeo dorado de la vida”, el tiempo de la plena fuerza física y psíquica, la afirmación de sí mismo y de las alegrías de la actividad.

La edad del umbral del espíritu, los años de lucha (entre los 42 y 49 años) están sometidos a la dinámica del Hierro o Marte, portadora de la fuerza muscular de energía y de la voluntad. En este septenio el ser humano tiene que luchar por conservar sus fuerzas físicas, que disminuyen, y tiene que imponerse a las resistencias exteriores. Por así decirlo, forja sus armas defensivas y ofensivas. Es una encrucijada donde las fuerzas espirituales comienzan a adquirir un predominio fundamental, las fuerzas físicas declinan, y la evolución de las fuerzas psíquicas va a depender de la biografía del sujeto.

La dinámica del Estaño - Júpiter impregna los años de sabiduría (49 - 56 años) y dirige los órganos mayores, como es el cerebro, mediante el cual sostiene las fuerzas anímicas que dependen de él: razón, circunspección y orden, así como el sentido de la mesura. Mientras que por otro lado las fuerzas físicas disminuyen, permitiendo renunciar a todo lo que es secundario, por lo que los años de sabiduría también son denominados años de renunciación.

La dinámica Plomo - Saturno domina la edad en que llega el recuerdo cósmico (desde los 56 años, hasta la muerte) y conduce fisiológicamente a la degeneración y a la senectud. Psíquicamente favorece la maduración, en principio, con una creciente objetividad, interiorización y toma de consciencia que se va haciendo más neta en la medida que nos acercamos al gran salto. Es la época del crecimiento espiritual.

Por supuesto que estas etapas son cursadas por cada ser humano, a veces muy pronto, a veces muy tarde, de forma intensiva o incompleta. Los más tardíos madurarán después, o bien una parte de su ser permanece bloqueada en alguna de sus etapas. Algunos muestran, a lo largo de su vida, las características de un niño juguetón, otros parecen eternos estudiantes que, hasta su vejez amasan conocimientos y pasan exámenes (psiquis mercurial). Otros se quedan durante toda su vida como adolescentes entusiastas. Una infancia o una juventud sin preocupaciones, una vida dirigida según el placer y el humor, sin deberes, favorecen una inmadurez. Por el contrario, los precoces atraviesan rápidamente las diferentes etapas de maduración, antes de lo que correspondería a su edad. Algunos son demasiado pretenciosos e hiperactivos (psiquis marcial), otros desarrollan unos aires de gran señor (psiquis jupiterina) o también pueden mostrarse precozmente críticos, pesimistas y de una seriedad imperturbable (psiquis saturnina). Una vida llena de preocupaciones, un trabajo físico duro, una sobreactividad intelectual o una responsabilidad precoz, si no encuentran alguna compensación, aceleran un envejecimiento prematuro.

Son elementos que permiten evaluar si un desarrollo se produce de forma armoniosa, y aportan muchos elementos de diagnóstico.

Todos los eventos que han tenido lugar en la biografía del ser humano hasta ese momento han dejado una huella indeleble, tanto en su afectividad como en su organización física. Tampoco es nuestro propósito sustituir este trabajo “investigativo” del médico sobre las condiciones del paciente.




NOTAS

¿Qué es la Antroposofía?

Se entiende por Antroposofía la ciencia del espíritu fundada por Rudolf Steiner (1861 – 1925). Se trata de un método exacto de investigación del ámbito espiritual, así como sus resultados y sus aplicaciones en la vida práctica, tanto individual como social. El término Antroposofía proviene del griego, significa “sabiduría del hombre” (antropos = hombre, sofía = el saber, la sabiduría). Este concepto manifiesta que el ser humano puede acceder a los ámbitos espirituales por su propia investigación en el camino del conocimiento. Rudolf Steiner propone una metodología rigurosa de investigación para explorar el mundo suprasensible y ampliar de esta manera las ciencias naturales.

La Antroposofía concibe al ser humano compuesto de un cuerpo u organización física, alma y espíritu. Las ciencias naturales se interesan esencialmente por los aspectos mensurables del cuerpo físico, mientras que la ciencia espiritual explora otros aspectos también importantes.

Por tanto las ciencias naturales y la espiritual deben complementar sus investigaciones, para que el ser humano pueda ser entendido en su unidad. Su concepción Antroposófica le permite confrontar cuestiones vitales, de la salud y la enfermedad, de acuerdo a una conciencia moderna de la humanidad.

Los resultados de la investigación en el ámbito de la ciencia espiritual han dado frutos en varios entornos: la pedagogía (las escuelas Waldorf), la medicina, la farmacia, la pedagogía curativa, la agricultura (biológica –biodinámica), la sociología, etc.



Los cuerpos organizativos

 El cuerpo físico

 Las plantas, animales y los seres humanos construyen su cuerpo físico a partir de los minerales inanimados. El cuerpo físico de todos los seres vivos se puede medir, pesar y analizar cuantitativa y químicamente. Le debemos nuestra forma perceptible en el espacio. Los métodos de las ciencias naturales nos permiten describirlo bajo los aspectos más diversos.

No obstante, esos análisis no tienen en cuenta que la organización física es el resultado de varios procesos de desarrollo en los seres vivos, que tienen como fuente la procreación. Sólo después de la muerte su cuerpo físico obedece en exclusivo a las leyes de la física y la química.

La organización vital o cuerpo etérico

 Las dinámicas vitales de las plantas se expresan bajo la forma del metabolismo, crecimiento y reproducción. Volvemos a encontrar estos fenómenos en los animales y en los seres humanos. Rudolf Steiner denominó cuerpo etérico al ámbito donde se desarrollan los fenómenos de lo vivo.

Las plantas, los animales y el ser humano, presentan diferencias en el ámbito de los desarrollos vitales. Las plantas son capaces de transformar sustancias inorgánicas en orgánicas, mientras que los animales y el ser humano dependen del aporte de alimentos orgánicos. Las leyes de la herencia, regeneración y funciones orgánicas rítmicas constituyen otras características del cuerpo etérico. Esta organización sigue la ley del tiempo. Toda forma de existencia está relacionada a un estado de crecimiento o a un desarrollo temporal preciso. Todo organismo que tenga una organización vital posee sus propias funciones temporales, que le son características tal como el espacio lo es para el físico.


La organización anímica o cuerpo astral


Los animales y el ser humano no sólo están sometidos a las leyes del espacio y del tiempo, también poseen una vida espiritual interior. Allí donde se expresa la conciencia, donde se introduce la vida espiritual, se efectúa un cambio radical de lo vegetal a lo animal. El animal y el ser humano debe su vida anímica a su capacidad de movimiento.

Esta organización también se denomina cuerpo astral. Comprende, en tanto que principio de orden superior, los ámbitos de la sensibilidad y el sentimiento, tales como la simpatía, la antipatía, los impulsos y los instintos, y también el despertar de la conciencia. Entendemos por conciencia humana la facultad de percibir las informaciones mediante los sentidos y a la posibilidad, suministrada por el pensar, de captar lo espiritual, es decir, de reconocer los vínculos y correlaciones en el cosmos y el mundo.


La organización del yo

La capacidad de conciencia es la fase del desarrollo privativo del ser humano que le ha sido otorgado por la organización del YO. Su manifestación y práctica se diferencian fundamentalmente entre el humano y el animal, el vegetal y el mineral. La conciencia de su YO le permite reflexionar en su pensar, sus sentimientos y sus actos. Gracias a esta institución, adquiere la capacidad de libre determinación. Esta propiedad lo hace activo, mediante la ciencia, el arte y la religión.




Articulo de España

1 comentario:

  1. Ines, Me encanta la claridad con la que expones tu conocimiento, y lo practico de los esquemas.

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